México y el nuevo acuerdo verde
Cada vez gana más terreno la idea de que la Tercera Revolución Industrial ya esta iniciando e implica el vertiginoso cambio del empleo tradicional para ser sustituido por la infraestructura inteligente del internet de las cosas. Este último se hará evidente en el sector de las telecomunicaciones, de la energía, de la construcción, de la logística y de la movilidad, en el corto plazo.
Lamentablemente en México no se ve que el país esté mandando señales claras de que se apegará a esta nueva forma de desarrollo verde, no hemos visto una reducción del uso de combustibles fósiles, por el contario se está construyendo una nueva refinería y manteniendo las otras que hoy operan. No se ha planteado con seriedad la exigencia de transitar a una movilidad eléctrica y el porcentaje de avance en el transporte híbrido va muy bajo. Aún no se hace exigible que las nuevas formas de construcción incorporen ya materiales que bajen la huella ecológica, por citar algunos cambios que en otras latitudes ya se están presenciando. Sin embargo el país es un jugador activo en la economía internacional, y ya sea impulsado por el sector privado u otros actores, se empieza a generar la percepción de la urgencia de subirnos también al nuevo acuerdo verde.
Ojalá que con los nuevos cambios que se han dado en días recientes en la Administración Pública Federal y que en la construcción del presupuesto federal para el año fiscal 2022, nos llevemos la buena sorpresa de que se destinará más presupuesto fiscal para el sector ambiental, que no nos tendremos que ver en la penosa necesidad de reducir el capital humano del sector, que día a día se va profesionalizando, ni de que se cerrarán áreas clave para la agenda ambiental como son la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) ó la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio), rumor que nuevamente empieza a escucharse en la antesala de la negociación de presupuesto.
El nuevo acuerdo implica una nueva asignación de presupuesto a las prioridades nacionales, reconocer que sí hay voluntad política para impulsar los cambios necesarios y que sí se impulsara desde diferentes sectores el cambio verde que hoy es urgente para frenar la crisis climática y la de pérdida de biodiversidad, que estamos viviendo a nivel mundial.