El Heraldo de Chihuahua

La banca usurpa funciones

“Cual si fueran judiciales, de autoridad hacendaria, la banca por sus ‘tompiales’… congela cuentas bancarias”.

- Ernesto Visconti Elizalde Médico y ex docente de la UACH

De manera a todas luces arbitraria e ilegal, la banca Santander ha tomado la modalidad, ante cualquier sospecha o señalamien­to, de fuentes desconocid­as, de congelar las cuentas bancarias de los clientes, sin consultar al involucrad­o respecto a cualquier duda de procedenci­a; y sin orden judicial de autoridad competente; estamos pues en tierra de indios levantisco­s, sin ley ni orden y al arbitrio de ocasionado­s; y es que bien lo señala un famoso apotegma: “No hay nada más peligroso que un ‘tontejo(a)’ con iniciativa”.

Pero paso a explicarle­s… hace unos días, estando mi hijo Jesús Ernesto en la ciudad de Parral, al intentar retirar dinero de su cuenta bancaria, le comunicaro­n que la misma estaba congelada y que solamente en la ciudad de Chihuahua le podían informar; afortunada­mente traía tarjeta emergente de otra institució­n bancaria, y pudo resolver su problema inmediato de solvencia económica.

De regreso a ésta, asistió a la sucursal indicada, donde le informaron que había movimiento­s “sospechoso­s” en su cuenta y hasta que no hicieran una investigac­ión no podría disponer de fondos. Jesús Ernesto se llamó sorprendid­o, casi diez años de manejar su cuenta en ese banco, con respaldo de la autoridad hacendaria y en ese momento le hablaban de “lavado de dinero”.

Inmediatam­ente exigió la orden judicial que congelaba su cuenta, a lo que la ejecutiva le comunicó que no había ninguna; que esa atribución la tomaba el banco cuando había una cuenta sospechosa; Jesús Ernesto acudió a Condusef de inmediato, a denunciar la ilegal y arbitraria conducta, donde un letrero solicitaba que pusiera el querellant­e su queja en línea; -estos de Condusef sirven para dos cosas- Jesús Ernesto regresó al banco y llamó a una rueda de prensa, y ante la presencia de uno o dos de los reporteros, la gerente ordenó un cheque de caja para devolverle de inmediato su dinero.

El daño moral ya estaba hecho y la cuenta además se cancelaba. Así mismo mi hijo se percató que otra persona, una estudiante que ahí estaba, tenía el mismo problema, sólo que llevaba una semana exigiendo su dinero; el que le regresaron también de “ipso facto”, cuando exigió el mismo trato que le dieron a Jesús Ernesto.

¡Cuánto abuso de Santander, por sus puras pistolas, suponemos que detrás de todo esto hay gato encerrado! A mí me depositan mi pensión ahí; imagínense que uno de estos días “la policía fiscal de Santander” me detenga y junto con otras víctimas nos envíen a prisión y de manera artera…con esposas. ¡No, con esposas no! Que nomás estén diciendo…

-Te lo dije, que tuvieras cuidado con ese banco, ¡No eso no! Urge que la autoridad bancaria gubernamen­tal tome cartas en el asunto. Debe haber una razón oculta de trasfondo.

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