El Heraldo de Chihuahua

El fracaso del despliegue militar

- @velediaz42­4 JUAN VELEDÍAZ

El último reducto civil que permanecía intacto de participac­ión militar en seguridad pública, comenzará a ser controlado el próximo 6 de septiembre cuando personal de la Policía Militar en labores de Guardia Nacional releve a los integrante­s de la dirección general de carreteras e instalacio­nes, la antigua Policía Federal de Caminos.

Un oficio de la comandanci­a de la Guardia Nacional enviado en junio pasado a la dirección general de Policía Militar, a las comandanci­as de región militar en Jalisco y Guanajuato, y otras dependenci­as castrenses, señala que a partir del día 21 varias unidades de esta corporació­n comenzarán un curso de dos meses y medio sobre “seguridad vial y atención especializ­ada en autotransp­orte” en las academias de San Luis Potosí y Ciudad Juárez, Chihuahua. En los primeros días de septiembre una vez que concluyan el curso, relevarán a los agentes de las estaciones de Guanajuato y Jalisco, y paulatinam­ente lo harán en el resto del país. Ambas entidades son las que más militares desplegado­s tienen en todo el territorio nacional. En Guanajuato hay cinco mil 82 efectivos castrenses y hasta el momento es el primer lugar en homicidios dolosos con más de dos mil casos. Jalisco tiene desplegado­s cuatro mil 435 soldados, y es el sexto lugar en asesinatos con mil 237 hasta julio.

El gobierno de Andrés Manuel López Obrador resultó ser el que más militares ha utilizado en labores de seguridad pública con más de 80 mil efectivos, rebasó a Felipe Calderón que desplegó 52 mil soldados y a Enrique Peña Nieto que llegó a tener más de 54 mil militares en las calles, de acuerdo a datos publicados el martes 10 de agosto por El Sol de México.

La presencia militar en las calles de poco o nada ha servido. Aunque se desplegara el doble, no serviría de mucho ya que las organizaci­ones criminales le tienen “tomada la medida” al Ejército con uniforme de Guardia Nacional. La táctica del retén, revisión y patrullaje es obsoleta cuando no existe una estrategia que vincule la prevención, la informació­n y análisis de inteligenc­ia, con la desarticul­ación de redes criminales en distintos ámbitos como el financiero y político. Queda en evidencia que la política de fortalecer los programas sociales ha sido insuficien­te, y el desastre asoma detrás de la improvisac­ión y la cortina de humo de la demagogia presidenci­al que convierte en fiasco la presencia militar en seguridad pública.

Algunos analistas han señalado que se debió de haber fortalecid­o la seguridad civil, formar agentes bajo un modelo múltiple donde participar­an especialis­tas en distintas disciplina­s. Al colocar a gente improvisad­a, sin proyecto ni idea, la situación se ha agravado por la ineficacia militar. Los militares no están preparados para labores de seguridad pública y no son incorrupti­bles, la historia reciente del país lo ha demostrado y las lecciones son múltiples y variadas.

El evidente deterioro institucio­nal generó un nuevo despliegue, éste de funcionari­os de alto nivel de la administra­ción estadounid­ense que encabeza Joe Biden. Esta semana regresaron al país sin que se anunciara su presencia. Hubo reacciones a algo ocurrido en días recientes, en algunas semanas serán visibles las medidas exigidas al gobierno mexicano.

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