Comienzan a germinar las “bombas de vida”
Inicia de forma esperanzadora rescate de algunas zonas serranas afectadas por los incendios forestales y la tala inmoderada del crimen organizado
CUAUHTÉMOC, Chih.- La naturaleza ha comenzado a hacer su trabajo y ya comenzaron a brotar las semillas de las bombas de vida lanzadas en Carichí. Este fin de semana se inició con el esparcimiento de 300 mil bolas de arcilla en San Juanito, donde se contó con el apoyo de más de 300 personas. La labor para concretar esta meta continúa estos días, pues quedaron pendientes 70 mil.
Así lo informó Karina Gómez, activista y coordinadora del proyecto Neja Rakála, quien explicó que entre las bolas que se dispersaron en San Juanito ya iban algunas germinadas, gracias a la humedad que fue necesario utilizar para su fabricación.
Cabe mencionar que en la primera actividad se distribuyeron 70 mil en Las Canoas, municipio de Carichí. Un área de la zona serrana fuertemente afectada por los incendios forestales, donde los voluntarios caminaron sobre cerros, a gran altura sobre el nivel del mar, entre árboles completamente calcinados, lo que provocó un impacto de reflexión en sus vidas, combinado con la satisfacción de aportar esfuerzo a cambiar el panorama.
Lo mencionado es parte de un proyecto piloto, de acuerdo a lo que nos detalla Gómez, por lo que una vez que en San Juanito se concrete esta semana el lanzamiento de las 70 mil restantes, es probable que se detenga la actividad y se lleve a cabo de manera paulatina el monitoreo para ver la evolución del sistema implementado, el cual es de origen japonés.
Este domingo gente de Cuauhtémoc viajó con el apoyo de Grupo La Norteñita, quien se ha convertido en el principal auspiciador de la causa, hasta San Juanito, Bocoyna, donde se unieron a pobladores del lugar, en una actividad que se incluyó en el programa de la Feria del Hongo que se realizó durante el fin de semana.
Desde en la mañana y hasta las 3 y media de la tarde, niños y adultos llenaron y rellenaron sus morrales con bombas de vida para recorrer entre todos las 400 hectáreas seleccionadas para aventar las bolas de arcilla. En el ir y venir tuvieron que estar cruzando un arroyo. Finalmente, el anuncio de la lluvia impidió que continuaran por una hora más el recorrido.