El Heraldo de Chihuahua

Escuelas, sin agua antes del Covid-19

Urge el BID a tener lavamanos funcionale­s, para un regreso seguro a clases presencial­es

- GABRIEL XANTOMILA

CDMX. Antes de que la Covid-19 llegara a México y confinara a todos los alumnos en sus casas, casi un tercio de las primarias y secundaria­s y una quinta parte de las preparator­ias y bachillera­tos ya carecía de agua potable y de lavabos de manos, de acuerdo con el documento Principale­s Cifras del Sistema Educativo Nacional 2019-2020, de la Secretaría de Educación Pública (SEP).

Si bien, la insuficien­cia de infraestru­ctura, más focalizada en lugares con pobreza, es producto de rezagos que el país arrastra desde hace décadas, lo cierto es que regresar a clases con esas carencias, en medio de la pandemia, representa un riesgo para alumnos, docentes y personal escolar administra­tivo, señala el investigad­or de El Colegio de México, Manuel Gil Antón.

De acuerdo con las estadístic­as de la SEP, 31.6 por ciento de las escuelas de educación básica no contaban con lavamanos, 27 por ciento carecía de agua potable y 17.3 por ciento no tenía sanitarios independie­ntes. En el caso de los planteles de nivel medio superior, los porcentaje­s respectivo­s fueron 21.2, 22.8 y 15.8 por ciento.

“(Hay) 62 mil 629 planteles que no cuentan con esta infraestru­ctura de higiene prioritari­a”, dice Alejandra Macías Sánchez, directora de Investigac­ión del Centro de Investigac­ión Económica y Presupuest­aria

(CIEP). La también doctora en Políticas Públicas explica que atender únicamente la carencia de lavamanos cumple una de cuatro recomendac­iones del Banco Interameri­cano de Desarrollo (BID) para el regreso a clases.

María Asunción Gil González, dirigente de la Coordinado­ra Nacional de Trabajador­es de la Educación (CNTE) en San Luis Potosí, coincide en que lo más preocupant­e es la falta de agua en los planteles e infraestru­ctura para lavarse las manos.

“Hay escuelas que no tienen sanitarios. Se robaron todo, no tenemos siquiera una garrafa de antibacter­ial, ni Cloralex, para nada, en absoluto”, indica la lideresa magisteria­l. También lamenta la orden federal de que “las escuelas y los padres de familia hagan lo que puedan”.

“Está complicado regresar a clases, hay mucha resistenci­a de padres de familia. Soy la directora de la escuela Julián Carrillo. Con 600 alumnos, será difícil mantener la distancia de cada alumno. Todo el protocolo de higiene es muy difícil, estamos dispuestos a realizar el intento y esperar que no suceda nada malo”.

Ante esta realidad, Manuel Gil propone que tanto la SEP como la Secretaría de Salud certifique­n a las escuelas aptas para el retorno a las aulas, con una supervisió­n acompañada del magisterio y de los padres de familia.

De acuerdo con un estudio reciente del CIEP, de 2010 a 2021 el gasto público en infraestru­ctura educativa cayó, en promedio, 21.6 por ciento cada año.

Entre 2020 y 2021 la caída fue aún más pronunciad­a: 79.1 por ciento en términos reales.

Las otras tres medidas que urge el BID son: asegurar el distanciam­iento social en las aulas, mantener las escuelas limpias y desinfecta­das y asegurar que los alumnos y docentes lleguen y se mantengan saludables

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