Volver a creer
Las sociedades actuales dependen
de lo que los proveedores de lo indispensable proporcionan, desde los alimentos y vivienda, hasta todas esas comodidades que ya son parte del presente y se adoptan en una cotidianidad que acostumbra.
Las necesidades del ser humano se han multiplicado y una crisis de escasez de todo lo que nos rodea llamaría a extrañar muchísimas cosas. Entre más dependencias tenemos, más sufrimos cuando nos falta algo.
Todo lo que nos ofrece una comunidad moderna recae en la comodidad de tener mucho al alcance de la mano.
La organización de una comunidad nos une unos a otros ¡nos necesitamos mutuamente! Así se forman círculos de apoyo que hacen que fluya el diario vivir.
¿Pero qué pasa cuando dependemos de alguien más para conseguir lo esencial y además lo encontramos con facilidad? Dejamos de creer que nosotros mismos podemos aportar.
En la actualidad podemos recurrir a otros para que nos solucionen necesidades y caprichos y claro que cada cual tiene una tarea diferente, unos trabajan aquí, otros allá complementando el funcionamiento de la sociedad, pero también hay mucho talento desperdiciado en personas que se conforman con solo vivir para sí mismos. La creatividad del ser humano se despierta cuando hay que hacer algo que sólo está en nuestras manos, pensamos y nos la ingeniamos para solucionar. ¿Pero cuando tenemos alguien más que nos solucione, dónde queda nuestra creatividad, motivación y posibilidad de descubrirnos?
¡Si vivo en una sociedad que me proporciona lo indispensable, debo buscar algo que me lleve a crear, a desarrollar esos dones que tengo para compartir!
¡No importa que la vida me haya dado el privilegio de tener lo que necesito! Hay que salir y buscar qué hacer, para entrar activamente a la sociedad
podemos recurrir a otros para que nos solucionen necesidades y caprichos y claro que cada cual tiene una tarea diferente, unos trabajan aquí, otros allá complementando el funcionamiento de la sociedad, pero también hay mucho talento desperdiciado en personas que se conforman con solo vivir para sí mismos. que necesita de todos. ¡Tú, yo, todos tenemos algo que aportar y al aportarlo nos realizamos!
Hasta ya se perdió la confianza de tener salud por méritos propios, al primer dolor de cabeza a atiborrarse de medicamentos, desperdiciando esa potencia que tiene el cuerpo de curarse desde un pensamiento de confianza en el maravilloso poder de la mente y organismo.
Podemos celebrar el hecho de tener lo indispensable para vivir, pero la vida no se trata sólo de recibir, todos tenemos una aportación que hacer, para lograr un equilibrio. Cuando sólo se recibe y se recibe, minamos la oportunidad de descubrir de que somos capaces. No desperdicies tus dones, ponlos a trabajar, seguramente alguien necesita de ellos. Creer en uno mismo es descubrir de qué somos capaces y en este tema hay mucho que indagar. ¡Descúbrete y actúa! ¡Cree en tus capacidades y desarróllalas!
En la actualidad
Maestra. Involucrada en varios movimientos en pro del medio ambiente