Covid-19, amenaza para los migrantes
Al menos 5,600 personas de distintas nacionalidades permanecen en el estado luego de ser deportados por Estados Unidos
Al menos 5,600 migrantes permanecen varados en el estado de Chihuahua y representan uno de los grupos más vulnerables ante la propagación del Covid-19, al no contar con servicios básicos ni otras condiciones que podrían ayudarles a contrarrestar el riesgo de contagios, de acuerdo con el “Documento de Contingencia. Poblaciones vulnerables ante Covid-19", elaborado por el Colegio de la Frontera Norte.
El estudio revela que la mayoría son personas que tras haber cruzado la frontera fueron devueltas a México por el gobierno de Estados Unidos, con base en los lineamientos del Protocolo de Protección de Migrantes, y tras ser deportados, permanecen en la entidad con el objetivo de volver a cruzar al vecino país del norte.
El Reporte del Colegio de la Frontera Norte señala que la pandemia ha mostrado la vulnerabilidad de los migrantes ante la falta de una residencia en la frontera y la ausencia de vínculos familiares y/o de empleo y dinero para sortear aquí su estancia, y por ello demandan los servicios de los albergues. “Las condiciones de salud de este sector de la población se relacionan también con las condiciones de pobreza material de los lugares donde pernoctan, sobre todo por la falta de habitabilidad
JUAN DE DIOS MIGRANTE VARADO
La situación se puso fea desde el año pasado, está difícil sacar para comer, pero necesito volver a cruzar para ganar dinero y mandarle a mi esposa, ella se quedó allá en Honduras
o por el hacinamiento cotidiano”, detalla el archivo.
Destaca que en los sitios donde pernoctan, que pueden ir desde puentes hasta vías del tren, etc., hay una nula posibilidad de mantener una sana distancia para evitar contagios y la falta de agua deriva en malas prácticas de higiene, por lo que el lavado de manos frecuente, que es tan preventivo de contagios, no es factible para esta población.
“Así el coronavirus parece hacer evidente que su letalidad se acentúa no sólo entre las personas de la tercera edad y quienes padecen alguna enfermedad pulmonar, o de diabetes, o se encuentran en una condición de embarazo o de obesidad, sino también entre quienes están de viaje, y especialmente entre quienes lo hacen en condición de pobreza”.
“Me quedé aquí en la ciudad porque no hay de otra. La situación se puso fea desde el año pasado, está difícil sacar para comer, pero necesito volver a cruzar para ganar dinero y mandarle a mi esposa, ella se quedó allá en Honduras”, compartió Juan de Dios, un migrante que a diario sale a ofrecer dulces en los cruceros, pues es el único trabajo que ha conseguido.
Apenas tiene 24 años y ha pasado los últimos cuatro fuera de Honduras, lejos de lo que sería el sueño americano.