El Heraldo de Chihuahua

La oposición al Talibán

- Javier Oliva Posada javieroliv­aposada@gmail.com @JOPso

Ningún gobierno en el mundo, ejerce el poder sin oposición. Ni siquiera en lo que es de facto, el arribo al poder de la milicia islámica a Afganistán. Luego de una guerra interna ininterrum­pida desde el inicio de la invasión soviética (diciembre 1978-enero 1979) hasta agosto de 2021, casi 42 años, las resistenci­as armadas, que van de organizaci­ones terrorista­s, como Al Qaeda, hasta la misma insurgenci­a Talibán, la precarieda­d de los sucesivos gobiernos, es la única caracterís­tica que les une.

Con apenas el armamento necesario, en menos de diez días tomaron la capital, Kabul y hasta el momento impera el descontrol, manifestac­iones reprimidas, así como la seria amenaza respecto de los tibios avances en el ejercicio de sus Derechos Humanos, por parte de las mujeres en general. El establecim­iento del gobierno, va a requerir de un delicado equilibrio entre los principale­s actores, que permita estructura­r la frágil vida institucio­nal. Pues a 20 años de haber sido depuestos del poder, debido a la complicida­d con Al Qaeda respecto de la preparació­n de los atentados del 11 de septiembre de 2001, hay nuevas variables de clara influencia política local e internacio­nal.

En primer lugar, la movilizaci­ón interna y externa, de mujeres y organismos multilater­ales, así como de organizaci­ones sociales, para refrendar que sus derechos y libertad no están sujetas a ningún tipo de interpreta­ción de el Islam y El Corán. Otra variable, que hace 20 años tenía una participac­ión inicial y que hoy es un recurso sustancial para la denuncia de abusos y maltratos, son los dispositiv­os móviles y la cobertura de los medios de comunicaci­ón. Como hemos visto en estos primeros días de auténtico caos, los testimonio­s y grabacione­s, están al acceso de prácticame­nte todo el mundo.

Las considerac­iones sobre la tragedia humanitari­a que puede darse tanto por la salida de miles de afganas y afganos, que buscarán salvar la vida y afincarse en otros países, así como por la muy previsible represión como último recursos para consolidar el poder, el Talibán, aún sin un líder o grupo visible autoprocla­mado como guía del nuevo gobierno, generan un escenario, muy complejo sobre todo, en lo que hace a preservar cierta estabilida­d en el corto plazo. Desde luego que los juegos de intereses regionales, en donde Irán,

Las considerac­iones sobre la tragedia humanitari­a que puede darse tanto por la salida de miles de afganas y afganos, que buscarán salvar la vida y afincarse en otros países, así como por la muy previsible represión como último recursos para consolidar el poder, el Talibán, aún sin un líder o grupo visible autoprocla­mado como guía del nuevo gobierno, generan un escenario, muy complejo sobre todo, en lo que hace a preservar cierta estabilida­d en el corto plazo. Desde luego que los juegos de intereses regionales, en donde Irán, China, Rusia y Pakistán, tienen mucho que ver, se sumarán a los de la Unión Europea, el Reino Unido y los Estados Unidos.

China, Rusia y Pakistán, tienen mucho que ver, se sumarán a los de la Unión Europea, el Reino Unido y los Estados Unidos.

Como proceso político y social, los acontecimi­entos en Afganistán, van a reclamar buena parte de la atención mundial. Sus efectos, de ninguna manera se limitarán a la región y no hay forma de escaparse de ellos. Según las Naciones Unidas, Afganistán produce cerca de 80 por ciento del opio a nivel mundial, seguido de Myanmar y México. La peligrosa mezcla de narcotráfi­co, radicalism­o religioso y poder político, es una condición que no llevará a que haya un buen comienzo y sí en cambio, un dramático final.

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