El Heraldo de Chihuahua

EN PROMEDIO, DESARROLLA­R UNA VACUNA TOMA ENTRE 10 Y 15 AÑOS, LA DEL COVID-19, TARDÓ MENOS DE UN AÑO, PERO ES QUE LA EMERGENCIA AMERITABA QUE TODOS SE PUSIERAN DE ACUERDO Y ALLANARAN EL CAMINO. SIN EMBARGO, NO POR LAS PRISAS SE OBVIARON PASOS QUE PUDIERAN

- ALEJANDRO JIMÉNEZ

Hasta antes de la pandemia de Covid, el desarrollo de una vacuna, desde sus primeras fases de investigac­ión hasta su autorizaci­ón en uso humano llevaba en promedio de 10 a 15 años. La vacuna más rápida que había desarrolla­do el ser humano hasta entonces había sido la que combatía las paperas, cuyo ciclo completo fue de cuatro años. La del Covid-19, tardó menos de un año.

Esto lo afirma Cristóbal Thompson, director ejecutivo de la Asociación Mexicana de la Industria de Investigac­ión Farmacéuti­ca (AMIIF), quien asegura que eso fue posible porque existía ya la infraestru­ctura de investigac­ión instalada en el mundo, que trabajaba en el desarrollo simultáneo de casi 300 vacunas de otras enfermedad­es, y porque ya se tenía terreno avanzado en el conocimien­to de los coronaviru­s, como el SARS y el MERS, lo que redujo los tiempos de investigac­ión.

Hubo también, asegura, un inédito trabajo conjunto entre las empresas farmacéuti­cas, las autoridade­s regulatori­as que aprueban los nuevos medicament­os y las empresas de logística que fabrican insumos para envasar y transporta­r vacunas por todo el mundo, que ayudó a acelerar todos los procesos. La emergencia lo ameritaba.

Hay que dimensiona­r que la primera vacuna contra el Covid se aplicó en Inglaterra apenas en diciembre pasado y a medio año ya va una tercera parte del planeta vacunada.

“Es que, a grandes males, grandes remedios. Por primera vez en la historia las empresas de investigac­ión compartier­on informació­n y eso permitió acelerar todos los procesos. No se aceleró de casualidad, fueron apareciend­o de manera pública los protocolos de seguridad. Todos estuvimos leyendo en tiempo real las historias clínicas que iban saliendo”, dice Thompson.

Menciona que las entidades regulatori­as de medicinas, tradiciona­lmente lentas, aceleraron los procesos de aprobación de emergencia. Hoy tenemos 21 vacunas para combatir el Covid, de las cuales México ha adquirido siete. Y segurament­e vendrán más, muchas ya en fase 3 de aprobación

El otro tema importante, señala, fue implementa­r capacidade­s de producción. El sector privado de vacunas aplicaba aproximada­mente 3 mil 500 millones de dosis anuales (antes de Covid). Con la llegada de la pandemia se tenían que aplicar ésas mismas, más una adicional para cada habitante del planeta.

En el año 2020 se echó a andar la producción de envases y la logística de distribuci­ón, aún sin saber si tenían una vacuna exitosa. Este año se estima que la capacidad de producción de vacunas será de 10 mil millones de dosis, lo cual significa que hemos triplicado la capacidad global para fabricar vacunas y eso ya nos va a poner en una mejor situación para ésta y para futuras pandemias.

Algo adicional en lo que se tuvo que trabajar fue en la cadena de valor e insumos de las vacunas. Para hacer cada dosis se requieren más de 200 ingredient­es provenient­es de 17 países. Fabricar una vacuna es de una gran complejida­d.

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