Ma. Soledad Limas Frescas
La historia
acaba de registrar los quinientos años de la caída de la gran Tenochtitlán por las tropas comandadas por Hernán Cortés, un buen militar, estratega experimentado, egresado de la Universidad, condición a la que muy pocos podían aspirar en el siglo XVI.
Existen varias opiniones de los historiadores acerca del número de hombres que componían el ejército de Cortés; Bernal Díaz del Castillo, autor de la Verdadera Historia de la Conquista de la Nueva España, refirió que la suma era de 508 hombres más un centenar de marineros, no obstante se debe reconocer que la balanza de la victoria se inclinó a favor de los españoles, por la adhesión a ese ejército de miles de indígenas que se habían revelado contra los mexicas.
La historia de un pueblo no se puede cambiar, responde a procesos que se van construyendo a través de muchos años y acontecimientos, por eso las pretensiones de López Obrador de reconstruir la historia del país son absurdas, de igual manera cambiar el término de “La Conquista” por la denominación de “resistencia indígena” está realmente fuera de lugar.
Recientemente se conmemoraron los 500 años de la Conquista Española y lo que se festejó en grande fueron los “500 años de resistencia indígena”, evento que tuvo lugar en el zócalo capitalino, que fue acondicionado con una gran pirámide, como en los tiempos de la Gran Tenochtitlan.
El presidente encabezó la celebración y manifestó entre discursos y declaraciones algunas frases que se deben reflexionar y analizar, primero en relación con su referencia de que “no se deben repetir los errores y horrores de una invasión, aunque sea en nombre de la fe, de la paz, de la democracia o de los derechos humanos”, lo cierto es que tampoco debemos juzgar o criticar los hechos que ocurrieron en un contexto completamente diferente al que hoy se vive; hace quinientos años eran tiempos de expediciones, de guerras, de conquistas, de colonizaciones, tanto por parte de los pueblos europeos como
Recientemente se
conmemoraron los 500 años de la Conquista Española y lo que se festejó en grande fueron los “500 años de resistencia indígena”, evento que tuvo lugar en el zócalo capitalino, que fue acondicionado con una gran pirámide, como en los tiempos de la Gran Tenochtitlan
de los pueblos indígenas, mucho menos calificar de errores y horrores los acontecidos en la conquista, porque de ahí se consolida una gran “raza” que Amado Nervo denominó La raza de bronce, y José Vasconcelos la refiere en su obra como “la raza cósmica”, que es el resultado de la fusión de dos culturas, cada una con su grandeza y su dignidad, cada una con su idiosincrasia y sus creencias, con sus costumbres y sus valores, con sus vicios y sus virtudes. Por lo que de ninguna manera se debe considerar como sostuvo AMLO, que la conquista o la colonización son signos de atraso, mucho menos que la conquista fue un rotundo fracaso, porque el mestizaje encierra dos grandes riquezas de las cuales debemos sentir orgullo.
También fue un desacierto mayúsculo equipar la conmemoración de la Conquista con un funeral, nada más erróneo, toda vez que debemos celebrar la vida, esto es conmemorar el nacimiento de la nueva raza de bronce de la que formamos parte y a mucha honra.
Felicito al presidente Alejandro Rueda y a la nueva mesa directiva de AECH.
Integrante de la AECH.
Abogada. Fundadora y presidenta de Mujeres Emprendedoras en Política, Acción Social y Cultural A.C.