EL SOL QUE NACIÓ PARA IMPRESIONAR
Sabemos que todo cambio significa un riesgo, salir de nuestra zona de confort, y fue precisamente eso lo que hizo el pintor francés Claude Monet, al que se consideraba un pintor realista; modificó drásticamente su trabajo a mitad de su carrera y comenzó a pintar obras impresionistas.
Esta desviación del gusto de una época empeoró su economía, pero reforzó su decisión de continuar en ese aventurado camino.
“Impresión, sol naciente”, fue su obra fechada en 1872, aunque se dice probablemente pintada en 1873; en su presentación el autor dijo lo siguiente:
"El paisaje no es otra cosa que una impresión, una impresión instantánea, de ahí el título, una impresión que me dio. He reproducido una impresión en le Havre, desde mi ventana, sol en la niebla y unas pocas siluetas de botes destacándose en el fondo... me preguntaron por un título para el catálogo, no podía realmente ser una vista de Le Havre y dije: 'Pongan impresión'".
Fue exhibida en 1874 en la primera exposición independiente de los impresionistas, aún no reconocidos por ese nombre; fue el crítico Louis Leroy quien denominó despectivamente a la muestra “Exposición de los impresionistas” refiriéndose a este cuadro, desde ahí los integrantes de la sociedad admitieron ese nombre para su grupo.
En aquella época este estilo era inusual, su pincelada suelta no definía lo que representaba haciéndola parecer un esbozo, el propósito impresionista era captar el momento de luz, dando sensación de instantánea improvisación, haciendo de lado al detalle, sólo con el interés de la escena en concreto.
Monet plasmó un paisaje donde el sol despuntaba, creando reflejos naranjas en el cielo y sobre el mar, una imagen donde los tonos cálidos y fríos se equilibran perfectamente; las formas y detalles desaparecen casi por completo y las barcas resultan como fantasmales.
El color se ve con pinceladas sueltas, libres, rápidas, directas y empastadas, apreciándose la dirección del pincel a simple vista con sensación de movimiento, resultando una imagen cuyo objetivo era provocar una impresión en el espectador, que era la gran importancia para esta corriente artística.
Con la participación y alcance que tuvo esta obra para el desarrollo del impresionismo, incluso con su aparente sencillez compositiva, se puede decir que “Impresión, sol naciente”, es una de las pinturas más importantes de la historia, aunque criticada en su momento fue madre de un gran cambio, cambio que nació para impresionar.