Los servicios de inteligencia en la democracia
Dominic Raab,
Ministro de Relaciones Exteriores del gobierno del Primer Ministro, Boris Johnson, en su comparecencia en el Parlamento Británico el pasado 31 de agosto. Allí, de forma pública, reconoció que la información recolectada por los servicios de inteligencia desplegados dentro y fuera de Afganistán, había adolecido de dos serios problemas.
El primero, elevar la confianza y optimismo en la continuidad de la presencia de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos, sin tener bases para semejante afirmación. El segundo, que es un hecho, que los informes, análisis y productos generados, por los servicios de inteligencia no eran leídos por los tomadores de decisiones. En un informe dado a conocer durante la misma sesión, un parlamentario cito el titulado “Riesgo principal”, con fecha del 22 de julio. Se reconoce que no hay suficientes elementos para suponer que el Talibán, se hará de la capital Kabul, “al menos durante este año” además que los recursos armados con los que contaba en el momento “no eran suficientes”. La sorpresa como se sabe, es que aún y con la presencia de los militares de la Organización del Tratado
Atlántico Norte y de los Estados Unidos, la milicia, no tardó ni una semana en llegar a Kabul y hacerse en la práctica, del control de la mayor parte del país.
Los servicios de inteligencia, su función principal, es generar productos, que le permitan a los tomadores de decisiones, evaluar los riesgos que cada determinación implica y cómo pueden atenuarse los efectos negativos. En este caso, se trata de una prolongada guerra, en donde nunca se pudo en 20 años, conducir a ni a una situación de negociación equilibrada ni menos aún, a la rendición de el Talibán. Así, al sobredimensionar las capacidades militares, se dejó de lado lo que significa la Inteligencia para comprender el funcionamiento de los sistemas sociales, que aportan los elementos indispensables, en la formulación de las operaciones de estabilización luego de las intervenciones militares.
Con el paso de los meses, seguirán ventilándose las condiciones que llevaron a cometer esos errores y sobre todo, dilucidar las responsabilidades en la toma de decisiones, en una prolongada guerra que amenaza con continuar en un ambiente de desestabilización en esa amplia zona de Asia. Si bien es cierto, que conforme a lo expresado con el Presidente Joseph Biden, el objetivo principal se logró, es decir, evitar la organización y ejecución de atentados terroristas desde suelo afgano, la atención de Estados Unidos y sus aliados, seguirá concentrada en lo que los remanentes del Estado Islámico pueda hacer.
Las lecciones aprendidas, pueden contribuir a recuperar, al menos en el corto plazo, algunas condiciones de paz y por lo tanto de estabilidad. Javier Oliva Posada