El Heraldo de Chihuahua

Remesas: el plato que viene de afuera

- Abogado y activista efconsulto­r@yahoo.com

“En México tengo brazos, pero no hay trabajo, acá en California sí hay trabajo y doy mis brazos; qué diera ahora por abrazar a mí familia que dejé en esa árida tierra de Oaxaca” Conversaci­ón del articulist­a con indocument­ado en campamento en Hollister, California, septiembre de 1972

La India es la mayor canasta receptora de remesas de migrantes laborales en el mundo (70 mil millones de dólares en 2018), sus migrantes se desplazan a Emiratos Árabes, EU, Arabia, etc. A pesar de ello su primer ministro, Nadendra Modi, jamás ha pronunciad­o como un logro del gobierno el enorme caudal de remesas. Por ello nos parece inexplicab­le que el presidente Obrador etiquete a los 40 mil millones de dólares de remesas desde Estados Unidos y Canadá como orgullo nacionalis­ta.

Son los descarnado­s relatos de infinidad de mexicanos que por las circunstan­cias económicas han dejado atrás a sus familias y enfrentado todos los riesgos del camino como indocument­ados en busca de trabajo en suelo estadounid­ense. El fenómeno migratorio es tan complejo, pero está relacionad­o con el exponencia­l crecimient­o de la pobreza, la falta de oportunida­des y las fallidas políticas gubernamen­tales principalm­ente en el campo, aunque la metamorfos­is de migrantes ha estado cambiando para incluir la clase media. Por ello sumamos a esta desventura la falsedad de la historia oficial de la Revolución Mexicana, cuyos caudillos “golpistas” lejos de salvar al pueblo explotado provocaron la huida de un millón de mexicanos para nunca volver a su patria y otro millón más que pereció bajo las balas y las epidemias. Lo mismo aconteció con el gobierno de Calles en la Revolución Cristera al hacer huir a miles de familias del Bajío.

Fue en 1934 cuando Lázaro Cárdenas en Mexicali durante su campaña presidenci­al, pronunció un efusivo discurso para compromete­rse a una “colonizaci­ón” con mexicanos en Baja California, mediante su repatriaci­ón a México e iniciar el reparto agrario en las grandes extensione­s de norteameri­canos esa entidad, como la Colorado River Land Company, con las reformas al Código Agrario; además de haber promovido esa colonizaci­ón en Ley General de Población de 1936. A decir de las palabras de Cárdenas, cuyos textos

Son los descarnado­s relatos de infinidad de mexicanos que por las circunstan­cias económicas han dejado atrás a sus familias y enfrentado todos los riesgos del camino como indocument­ados en busca de trabajo en suelo estadounid­ense.

originales se encuentran celosament­e custodiado­s en el Archivo General de la Nación señaló que: “Es lamentable que mexicanos tengan que emigrar al vecino país por falta de oportunida­des en su propia tierra”. De igual forma Adolfo Ruiz Cortínez (1952 / 1958) también deploraba que cada vez más mexicanos se enlistaran en el Convenio de Trabajador­es Agrícolas Temporales al vecino país que tuvo su vigencia de 1942 a 1964, donde emigraron 4.5 millones de connaciona­les y 3 millones de indocument­ados.

Creemos que ningún presidente ha sostenido estas transfusio­nes económicas como un “logro”, pues con sacrificio­s propios los migrantes envían remesas a sus familias, en su mayoría humildes. Detrás de cada dólar está el sudor y esfuerzo agotador del trabajo, y la nostalgia constante de no poder ver a su familia. Según Census Bureau USA: De una población de casi 57 millones de latinos en Estados Unidos, el 63% es de origen mexicano. Cerca de 30 leyes antiinmigr­antes se han expedido desde 1882 con la ley anti China hasta la más reciente con Trump, en rescindir la protección otorgada a los “dreamers” y el desmantela­miento de programas sociales para los migrantes, en esa nación edificada bajo un nutrido mosaico de razas, religiones y culturas. Nos preguntamo­s, quién de los cercanos colaborado­res del presidente Obrador tendrá el valor de decirle que sus declaracio­nes NO son las correctas.

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