CON SABOR LATINO
UN GAMEPLAY QUE SIGUE SÓLIDO, PERO CON GIANCARLO ESPOSITO Y LA AMBIENTACIÓN COMO ESTRELLAS DEL SHOW PUEDES
Lun peligroso culto religioso, Far Cry regresó al ambiente tropical en su sexta entrega para derrocar a un peligroso dictador en la isla ficticia de Yara. Con una gran historia por contar, un cast tremendo y nuevos elementos en su gameplay, podemos confirmar que la franquicia se siente más viva que nunca.
La saga de Far Cry es conocida por sus grandes villanos, así que en esta ocasión
Ubisoft tiró la casa por la ventana y fichó a uno de los más grandes malosos de la televisión, Giancarlo Esposito, quien da vida a
Antón Castillo, el fascista que controla la isla mientras instruye a su hijo Diego para que se convierta en su sucesor.
La interpretación de Esposito brilla en las primeras horas del juego cuando se plantean los cimientos de la trama. Como de costumbre es fácil odiar a sus personajes, pero Antón Castillo es una versión de villano que no le conocíamos al actor: tiene el control total de la milicia del país, estatus de intocable, maldad y soberbia que le brota por sus poros al no tener límite alguno para mantener la opresión sobre su pueblo.
Cuando el protagonista entra a la ecuación, el jugador tomará control de Dani Rojas mientras se une a los guerrilleros de
Yara para intentar liberar a su nación. Con las mismas estrategias de los Far Cry, atacar, adueñarse de áreas y puestos de control para que la gente regrese a la libertad. adquirir una mascota armada llamada Chorizo.