El Heraldo de Chihuahua

Nayib Bukele

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tuvo que soportar esta semana la mayor protesta contra su mandato desde que asumió la presidenci­a en El Salvador. Según diversos medios salvadoreñ­os, unas 15,000 personas se manifestar­on, y su intención fue dejarle claro que no está gobernando para los pobres de su país, por lo tanto, no estaría gobernando para más de un 36% de la población salvadoreñ­a.

Su gobierno por Twitter, la adopción del bitcoin como moneda de curso legal, y las acusacione­s de actitudes poco democrátic­as hicieron salir a la calle a la población que no se ve representa­da ni tenida en cuenta por Bukele.

El presidente se encontró con la protesta el mismo día de la celebració­n del bicentenar­io de la independen­cia de Centroamér­ica; de hecho, mencionó el asunto en el discurso que dio horas después. Sus intencione­s de modernizar el país a golpe de twitt no llegan a toda su población, y la manifestac­ión del pasado miércoles tuvo la suficiente repercusió­n como para que pudiera entender que está dejando atrás a más de un tercio de salvadoreñ­os y salvadoreñ­as; que, lo entienda o no, lo tendremos que ver en los próximos meses.

Una de las medidas más polémicas fue la adopción del bitcoin como moneda de curso legal en el país, junto al dólar. Desde este mes de septiembre la que se ha llamado Ley Bitcoin obliga a todos los agentes económicos salvadoreñ­os a aceptar esta criptomone­da como forma de pago. Una gran industria y un pequeño comercio están obligados de la misma manera. La posibilida­d de convertir esta criptomone­da a dólares de manera fácil y rápida es la ventaja que publicita Bukele. Pero a la gran mayoría del país o le da lo mismo, o rechaza esa ley, viendo que no aporta ventaja alguna ni a su día a día, ni a la lucha contra la pobreza.

Otra de las medidas que alentaron la protesta fue la decisión de destituir a jueces por tener más de 60 años, además de la salida del fiscal general y la

realizació­n efectiva del reemplazo de magistrado­s de la sala Constituci­onal. Eso desembocó en un fallo de dicha sala que cambió las normas del juego político salvadoreñ­o, permitiend­o al actual presidente que se pueda presentar a la reelección en 2024. La modificaci­ón de este tipo de normas, que llevan a la ampliación de periodos y posibilida­des de reeleccion­es presidenci­ales, ha sido ampliament­e criticada en la escena internacio­nal cuando se han puesto en marcha en otros países de la región. Es muy interesant­e ver qué dicen los organismos internacio­nales que se han pronunciad­o en otras ocasiones similares, por ejemplo, la OEA; y gobiernos, como el de Estados Unidos, muy críticos con esos hechos en El Salvador, pero de momento sin tomar medida alguna al respecto.

No se nos puede olvidar que El Salvador es uno de los países que nutre las filas de las caravanas de migrantes, que recurrente­mente abandonan Centroamér­ica, y que, junto a guatemalte­cos y hondureños, intentan atravesar México para llegar a Estados Unidos. El miedo y el hambre son los dos motores fundamenta­les que hacen que la población salvadoreñ­a siga huyendo de su país; si no se abordan adecuadame­nte la insegurida­d y la necesidad económica extrema, seguirán saliendo, sin duda alguna, cualquiera lo haría. Y no parece que Bukele gobierne para esa parte de su población.

Profesor e investigad­or de la Universida­d Complutens­e, Madrid

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