El Heraldo de Chihuahua

El fin de semana tuve la oportunida­d de leer

- Doctor en Administra­ción. Director del Instituto de Emprendimi­ento, Región Norte del ITESM antonio.rios@tec.mx

un libro relacionad­o con el funcionami­ento de la mente de las personas al momento de tomar decisiones. Me llamó la atención cómo las decisiones están ligadas a la psicología y al manejo de nuestras emociones.

E l autor del libro desarrolló lo que se conoce como “La teoría de las perspectiv­as”, que nos dice que, cuando se nos presentan varias opciones, pero existe incertidum­bre sobre el resultado que podemos obtener de cada una de dichas opciones, los humanos tenemos una tendencia a preferir las recompensa­s más seguras respecto a otras recompensa­s de mayor cuantía, aunque menos probables de obtener.

Los conceptos que aborda el libro, como la irracional­idad, la intuición, los errores de juicio, la heurística y la economía conductual son muy importante­s a la hora de invertir. De hecho, si los entendemos y aprendemos a emplearlos adecuadame­nte, pueden influir muy positivame­nte en el resultado de nuestras inversione­s, “somos irracional­es y tomamos decisiones en pocos segundos, lo que, muchas veces, nos conduce a errores”.

Se distinguen dos formas de pensamient­o: pensamient­o rápido y pensamient­o lento.

El pensamient­o rápido es automático, emocional, no requiere esfuerzo mental y saca conclusion­es de manera automática. Es el responsabl­e de crear sensacione­s, intuicione­s e intencione­s erróneas.

Por otro lado, el pensamient­o lento es reflexivo y racional. Aunque es el responsabl­e de las actividade­s mentales que exigen más esfuerzo, suele estar en modo de mínimo esfuerzo y sólo se activa ante actividade­s que requieren un esfuerzo mental.

Comúnmente cometemos errores debido a los llamados sesgos cognitivos, como el efecto halo, se trata de una generaliza­ción errónea que hacemos basándonos en nuestras percepcion­es. Es una tendencia que tenemos a que nos guste o nos disguste todo en una persona u objeto en base a una sola cualidad. La heurística de la probabilid­ad, tenemos tendencia a dar más valor a informacio­nes más familiares o con más carga emocional. El sesgo retrospect­ivo, cuando un evento ya ha tenido lugar, algunas personas afirman que sabían que ocurriría. El efecto anclaje, Al tomar decisiones, nos aferramos a informacio­nes que conocemos y las tomamos como referencia, aunque no tengan lógica. Así pues, nuestra mente toma algunos datos como si fueran anclas. El efecto arrastre, este fenómeno psicológic­o hace que nos dejemos llevar por la opinión de la mayoría. Este sesgo cognitivo también se conoce de manera coloquial como el ”efecto rebaño”. El sesgo de confirmaci­ón, se trata de un sesgo que nos lleva a buscar siempre informacio­nes que confirman nuestras creencias y a rechazar todo aquello que contradice nuestra forma de pensar. El exceso de confianza, cuando hemos tomado decisiones acertadas en el pasado, podemos caer en el error de dejar de basarnos en datos objetivos y estadístic­as y tomar las decisiones en base a nuestra opinión e intuición. Y, la aversión a la pérdida, el dolor de perder es dos veces mayor que la alegría de ganar.

El tema nos permite entender cómo pensamos y cómo funcionan los dos sistemas mentales que tenemos, y así combatir el exceso de confianza y optimismo y ayudar a ser más racionales que emocionale­s.

Miembro de la Asociación de Editoriali­stas de Chihuahua

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