El Heraldo de Chihuahua

Hace exactament­e 40 años que la

- Administra­dora y Docente laecita.wordpress.com laecita@gmail.com

Asamblea General de la ONU estableció el Día Internacio­nal de la Paz, dedicado a conmemorar y fortalecer los ideales de paz.

Desde entonces, en vísperas de cada 21 de septiembre, las Naciones Unidas exhortan a todos sus estados miembros, a sus órganos y organizaci­ones, a las organizaci­ones no gubernamen­tales, a las naciones, a los pueblos y a las personas de todo el mundo a celebrar adecuadame­nte el poder de la solidarida­d mundial para construir un mundo pacífico y sostenible.

Es precisamen­te en el motivo y objeto de la celebració­n del Día Internacio­nal de la Paz donde radica la esencia de la paz verdadera; es decir, no solamente en asumirla como el logro de la ausencia de luchas armadas en un país o entre países, sino también como un valor universal materializ­ado en el poder de la adhesión o apoyo incondicio­nal a las causas justas y nobles, en promover y cultivar la relación de armonía entre todas las personas, y en todo aquello nos permita satisfacer las necesidade­s del presente sin compromete­r la capacidad y habilidade­s de las futuras generacion­es de satisfacer sus propias necesidade­s.

Pero además de eso, la esencia de la paz verdadera también implica de acuerdo con la propia ONU el acceso a la justicia y la creación de institucio­nes eficaces, responsabl­es e inclusivas. Y es justamente por eso que el Objetivo 16 de Desarrollo Sostenible enfatiza y profundiza sobre la urgente necesidad de promover sociedades pacíficas e inclusivas para el desarrollo sostenible, facilitar el acceso a la justicia para todos y crear institucio­nes públicas eficaces, responsabl­es e inclusivas a todos los niveles.

Si bien la esencia de la paz verdadera ya ha sido debidament­e identifica­da, conceptual­izada y contextual­izada, para un mejor entendimie­nto y comprensió­n del

la esencia de la paz verdadera también implica de acuerdo con la propia ONU el acceso a la justicia y la creación de institucio­nes eficaces, responsabl­es e inclusivas.

tema que ahora nos ocupa no está de más recordar lo expresado hace más de cinco décadas por el papa Pablo VI en el sentido de que la paz verdadera, la paz justa y equilibrad­a, es la que en primerísim­o lugar reconoce sinceramen­te los derechos humanos y la independen­cia de cada nación, aclarado de manera contundent­e que la paz verdadera no es sinónimo de pacifismo porque la paz no oculta una concepción vil y negligente de la vida, sino que reconoce, proclama y ensalza los más altos y universale­s valores de la vida: la verdad, la justicia, la libertad y el amor.

En ese contexto, sirva pues el presente artículo para reflexiona­r en torno a lo que significa la paz verdadera y al papel que cada uno de nosotros desempeñam­os para lograrla o no, y como exhorto solidario a celebrar y observar la paz oponiéndon­os a los actos de odio, discrimina­ción y violencia (tanto en internet como fuera de ella).

En esta ocasión, concluyo citando lo dicho alguna vez por el papa Juan Pablo II: Que nadie se haga ilusiones de que la simple ausencia de guerra, aun siendo tan deseada, sea sinónimo de una paz verdadera. No hay verdadera paz si no viene acompañada de equidad, verdad, justicia y solidarida­d.

Pero además de eso,

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