OS ANUALES MÁS QUE MOS PRODUCTOS, DE K TAX
PASOS PEQUEÑOS Y LENTOS
“Si no combatimos la violencia y discriminación en las cosas más cotidianas, no será posible terminar con las prácticas machistas de nuestra sociedad”, concluyó.
En este sentido, Fátima Masse coincide en que la política pública debe orientarse hacia obligar a las empresas a generar información sobre sus productos para que las mujeres tengan acceso a compras informadas.
A esto se suman las condiciones de salud, como el cáncer de mama, el cervicouterino,
y hasta las enfermedades hormonales, lo que encarece el costo de los seguros de gastos médicos mayores y la atención médica.
De acuerdo con el simulador de seguros de la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef), en promedio, el seguro de gastos médicos mayores para una mujer de 30 años, con un deducible de hasta 13 mil 500 pesos es 38 por ciento más caro que para un hombre.
Esto significa que ellas pagan en promedio ocho mil pesos más cada año por contar con este tipo de servicios.
“Los seguros médicos son más caros porque la esperanza de vida de las mujeres es mayor. En el caso de los seguros, el tema de la maternidad juega un rol importante, porque es una cobertura más cara y para muchos seguros es uno de los principales gastos, porque la mayoría de las mujeres que tienen la cobertura la usan”, menciona la especialista del Imco. Añadió que a los costos de la maternidad se suman las enfermedades a las que tienen propensión las mujeres.
A tres años de distancia de la conferencia de prensa de la senadora Gloria Sánchez Hernández, pareciera que la Secretaría de Hacienda escuchó el mensaje, pues la Miscelánea Fiscal de 2022 integra la propuesta de retirar el Impuesto al Valor Agregado (IVA) a los productos destinados a la higiene femenina. De acuerdo con el documento, que forma parte del Paquete Económico 2022, las mexicanas y los mexicanos tienen derecho a un cuidado a la salud homogéneo, pero los productos de cuidado destinados para el ciclo menstrual sólo son utilizados por las mujeres, lo que genera un desbalance para su economía. Por ello, la Secretaría de Hacienda propuso eliminar en 2022 el IVA que se cobra a estos productos, que actualmente tienen una tasa de 16 por ciento.
“Para atender este proceso natural, existen en el mercado productos sanitarios, como son las toallas, los tampones y copas sanitarias para su uso menstrual. El gravar estos productos que atienden la menstruación significa que este impuesto tiene una incidencia económica en las mujeres por su condición biológica y natural del género femenino”, detalla el documento.
Además, este impuesto rosa tiene un mayor impacto entre las mujeres de escasos recursos, porque no pueden comprar este tipo de productos y ello pone en riesgo su higiene personal y salud. “Un amplio sector de la población corresponde a mujeres en situación de pobreza que no cuentan con recursos económicos para adquirir dichos productos, por ejemplo, las niñas y adolescentes que habitan en zonas marginadas del país, lo cual incluso perjudica su rendimiento
escolar cuando no les es posible acudir a las escuelas”, agrega la dependencia.
Este punto está pendiente de ser aprobado por los legisladores del país.
“Lo que busca el SAT es corregir esos desbalances porque son productos que compran las mujeres y es una cuestión de necesidad como lo sería un alimento o un medicamento. Entonces, no necesariamente tendría que estar gravado, y al estar gravado afectan directamente a las personas que compran esos productos como una cuestión de necesidad”, mencionó Masse.
Sin embargo, México no es, ni de lejos, el primer país en tomar iniciativas como esta en favor de la economía de la mujer.
El primer país que tiene registro de abolir los impuestos a los productos de higiene femenina es Kenia, que lo eliminó en 2004. El ejemplo fue seguido por Canadá en 2015 y Australia, el año pasado. El Reino Unido también tomó esta iniciativa, pero todavía no se aplica, debido a las consecuencias económicas que tuvo su salida de la Unión Europea.
Incluso, nueve estados de Estados Unidos no cobran este impuesto a las mujeres.
El término se refiere a los productos y servicios que son más caros para ellas o que son exclusivos para las mujeres