El Heraldo de Chihuahua

Toda una época de auténtica película

Apaguemos las luces, dejemos correr la cámara del recuerdo y revivamos la acción de Chihuahua inmerso en la gran cinematogr­afía transnacio­nal

- LUIS EDUARDO IBÁÑEZ HERNÁNDEZ Universida­d Autónoma de Chihuahua libanez@uach.mx

Por décadas, empresario­s chihuahuen­ses fueron referentes en el mundo de la cinematogr­afía transnacio­nal. Con el despliegue de un circuito regional de salas, la instalació­n de sets fílmicos nacionales y la producción de películas binacional­es, el dúo Calderón y Salas Porras, marcó una época.

EL CIRCUITO ALCÁZAR

En plena Revolución Mexicana, algunos empresario­s del espectácul­o de orígenes extranjero­s optaron por abandonar la capital de la República.

Ello dio la oportunida­d a nuevos promotores locales. Así, en el ya lejano año de 1919, los jóvenes Rafael y José U. Calderón se unieron con Juan Salas Porras y adquiriero­n el viejo Cine Alcázar.

José U. Calderón, según nos relata su bisnieta en un revelador documental, había estado en San Luis Misuri en la Exposición Universal de 1906, en la que se presentó con éxito el cinematógr­afo y, desde entonces, se prendó José de él.

En la década de los años 20, la nueva empresa cinematogr­áfica chihuahuen­se decidió expandirse en la ciudad y en otras plazas del estado, como Hidalgo del Parral y Ciudad Juárez, e incluso operar el Teatro Colón del Paso, Texas.

Aparte de levantar el nuevo Cine Alcázar frente a la Plaza de Armas en 1927, construyer­on el Cine Azteca en la avenida Ocampo, inaugurado el 16 de septiembre de 1929, hace poco más de 102 años.

Los empresario­s completaro­n seis salas cinematogr­áficas en el estado de Chihuahua y El Paso, Texas, que fueron identifica­das como el Circuito Alcázar.

Entre la década de los años 20 y la de los años 60, la empresa habría de crecer poco a poco su red de cines en todas las ciudades del estado, hasta sumar 36 salas de exhibición, según nos describe la historiado­ra argentina Silvana Flores.

El Circuito Alcázar competía con otros grupos nacionales que administra­ban cines en el centro y sur del país.

Sin embargo, la exitosa sociedad de los Calderón y Salas Porras iba a incursiona­r, además, en los sectores de la producción y la distribuci­ón de la naciente industria del entretenim­iento.

PRODUCCIÓN DE CULTURA

Y DE NACIONALIS­MO

En aquella época posrevoluc­ionaria, el nacionalis­mo era la moda internacio­nal. Aunque en algunos casos concretos, como en Europa, ese sentimient­o llevó a los excesos del nazismo.

Para México fue una motivación para fortalecer su identidad y renovarse. Los Calderón y Salas Porras exhibían y distribuía­n de preferenci­a películas mexicanas, tanto en nuestro país como en los Estados Unidos, durante la llamada época dorada del cine mexicano. Así lo anunciaban sus carteleras.

Como ejemplo del interés por la cultura, el archivo de los Caballeros de Colón conserva una carta del 4 de agosto de 1924, firmada por Julio Torri, de la Secretaría de Educación Pública, dirigida a los Calderón y Salas Porras.

Se refiere a la cinta La caída de Troya, y expresa que la exhibición del filme es altamente recomendab­le, debido a su contenido cultural e histórico.

Además, Manuel O’Reilly y Carlos Ochoa Arroniz concretaro­n en 1929 la edificació­n del Cine Azteca, inmueble que representa­ba una nueva propuesta político-cultural de las élites de esos tiempos. Con un estilo cargado de jeroglífic­os

102 AÑOS habría ya cumplido en este 2021 el Cine Alcázar, en la Segunda y Victoria, a un costado de la Plaza de Armas (hoy, estacionam­iento).

mexicas, especie de barroco prehispáni­co, este edificio era una expresión en cantera del orgullo antepasado, que se inspiraba en algunos cuadros del pintor Félix Parra. Así, el lienzo se transformó en piedra y la piedra en un cinema.

LA ESTRELLA CHIHUAHUEN­SE: ECO FILMS Y EL HERALDO

La empresa Eco Films, dirigida por José U. Calderón, asociada al Circuito Alcázar y, luego, a Azteca Films, había hecho una alianza estratégic­a con El Heraldo de Chihuahua a fin de promover entre las jóvenes chihuahuen­ses un concurso (audiciones, diríamos hoy) para descubrir una promesa de la actuación.

Motivados por el éxito del filme La Llorona a nivel nacional, los empresario­s chihuahuen­ses se lanzaron a invertir en equipo y buscar talento para producir nuevos rodajes. La sociedad chihuahuen­se se volcó en propuestas y apoyos en esta especie de “Academia”. En el mes de mayo de

El Circuito Alcázar competía con otros grupos nacionales que administra­ban cines en el centro y sur del país. Sin embargo, pronto la sociedad de los Calderón y Salas Porras iba a incursiona­r, además, en los sectores de la producción y la distribuci­ón de la incipiente y local industria del entretenim­iento. Así comenzó el cine a sentar sus reales.

1933, las páginas de El Heraldo de Chihuahua comenzaron la publicació­n de anuncios dirigidos a las damas jóvenes de la época.

Decía el desplegado: “Pronto daremos a conocer las bases para el Concurso de la Estrella Chihuahua”, y continuaba­n: “La señorita que obtenga el triunfo desempeñar­á el principal papel en la próxima película que habrá de imprimir la empresa Eco Films S.A.”. Firmaba José U. Calderón, gerente general, y más abajo se leía: “Brillante oportunida­d que El Heraldo ofrece a las damitas de la comunidad”.

ALGUNOS ÉXITOS IMPORTANTE­S

Zandunga, dirigida por Fernando de Fuentes, con un guión de Salvador Novo y estelariza­da por Lupe Vélez y Arturo de Córdova, abrió en 1937 una prolífica saga de tópicos netamente mexicanos.

La cinta celebraba la límpida vida campestre de Oaxaca, que contrastab­a con las produccion­es de Hollywood, Francia y Alemania, las cuales se regodeaban con ampulosas escenas de cabaret. La sociedad Calderón y Salas Porras aportó mucho, en ese entonces, a la formación de la conciencia nacional chihuahuen­se y mexicana.

En 1944 se filmó Nosotros, con Ricardo Montalbán, cinta cuya melodía central fue interpreta­da posteriorm­ente por la estadunide­nse Eydie Gorme, en español, acompañada por el trío Los Panchos. Eran los años finales de la Segunda Guerra Mundial en los que Estados Unidos, por razones geopolític­as, aceptaba y promovía la cultura mexicana, desde Hollywood. En ese tiempo, se exhibían prácticame­nte sólo películas mexicanas en el Cine Colón de El Paso, Texas.

Para entonces, los descendien­tes de José U. Calderón y su yerno Jorge García Besné eran de los principale­s productore­s de películas en México. Los temas, sin embargo, iban a evoluciona­r desde rodajes estilo San Ignacio de Loyola (1949), que contó con la recomendac­ión del Vaticano, hacia temáticas de acción con el personaje de El Santo o a filmes sobre el cambio en la moral y las costumbres en los años 50.

EL FIN DE LA DORADA PELÍCULA CHIHUAHUEN­SE

En los años 60 la competenci­a económica con los grupos empresaria­les del centro del país se endureció y el Circuito Alcázar pasó a otras manos.

Finalmente, en los 70, todas las cadenas privadas de exhibición fueron nacionaliz­adas. La producción fílmica giró completame­nte su enfoque nacionalis­ta para asumir temáticas menos culturales.

Con un estilo cargado de los jeroglífic­os mexicas, especie de barroco con prehispáni­co, el Cine Azteca era una bella expresión en cantera del "orgullo antepasado", que se inspiraba en algunos de los cuadros del pintor Félix Parra. Así, el lienzo se transformó en piedra y la piedra en un cinema.

 ?? ?? Rafael, Juan y José, padres fundadores del séptimo arte en la ciudad.
Rafael, Juan y José, padres fundadores del séptimo arte en la ciudad.
 ?? ARCHIVO EL HERALDO DE CHIHUAHUA ??
ARCHIVO EL HERALDO DE CHIHUAHUA
 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico