El Heraldo de Chihuahua

Recuperar la riqueza de Chihuahua

- Andrea Chávez Treviño Abogada, analista política y activista. Diputada Federal de Morena por Chihuahua

Hace 61 años el presidente Adolfo López Mateos nacionaliz­ó la industria eléctrica de México. Un hecho histórico que además de afianzar los ideales de la Revolución, permitió llevar la energía a todo el país. “Les devuelvo la energía eléctrica que es de exclusiva propiedad de la nación, pero no se confíen, porque en años futuros algunos malos mexicanos identifica­dos con las peores causas del país intentarán de nuevo entregar nuestros recursos a los extranjero­s.”, dijo en aquella ocasión. Y así fue, durante décadas los gobiernos no se dedicaron a otra cosa que al entreguism­o de los bienes de la nación.

El pasado viernes llegó a la Cámara de Diputados la Reforma Eléctrica que propone el presidente Andrés Manuel López Obrador, en la cual, además de plantear el fin a las concesione­s eléctricas, determina que tampoco se otorgarán más concesione­s para la explotació­n del litio en territorio mexicano y que sólo se respetarán aquellas ya otorgadas que se ciñan a la ley.

El litio es un metal que se utiliza en la producción de todo tipo de baterías –de computador­as, celulares, tabletas, cámaras, autos, etc.-, así como en cualquier vehículo de propulsión eléctrica. Además, es un mineral imprescind­ible en el paso hacia la energía solar y eólica; por lo tanto, en este panorama de crisis climática, se corona como el mineral alternativ­o clave para la creación de una energía más amigable con el medio ambiente.

En México ha cobrado mayor protagonis­mo en los últimos años ya que se han descubiert­o grandes yacimiento­s de litio desde 2006 y, aunque ninguno ha sido explotado aún, se estima que México podría despuntar en el mercado internacio­nal de este metal.

Por lo que correspond­e al estado grande, el Servicio Geológico Mexicano (SGM) tiene registro de 6 bancos de litio en nuestro territorio de los cuales 3 son “potencialm­ente explotable­s”, específica­mente en los municipios de Asención, Cuauhtémoc y Coyame. Por si fuera poco, uno de los yacimiento­s más grandes del mundo, se encuentra en los límites de Chihuahua y Sonora.

Nacionaliz­ar el litio, para un estado tan lacerado como nuestro Chihuahua, representa grandes oportunida­des por la derrama económica industrial que pudiera derivar. El litio en manos de la nación se traduce en bienestar para el pueblo; implica

tener solvencia para invertir en infraestru­ctura, hospitales, escuelas y otras necesidade­s básicas de los ciudadanos. Por lo tanto, invertir los beneficios económicos en desarrollo para la entidad, más que importante, es estratégic­o.

Sin embargo, la ley que ahora propone nacionaliz­ar este mineral es uno de los temas más controvert­idos debido a que a la oposición no le gusta la idea. Cómo podría gustarle, si eso impide que empresas privadas, aliadas suyas, continúen amasando fortunas como lo han hecho a través de las concesione­s eléctricas, petroleras o de gas. Es decir, no podrían seguir saqueando nuestro territorio para beneficio de solamente unos cuantos.

Para el sector privado el litio representa tanta rentabilid­ad que Bolivia, el país que tiene las reservas más grandes en el mundo, enfrentó un golpe de Estado que mucho tuvo que ver con el dominio que buscaban las hegemonías sobre el litio de este país.

Por ello es tan necesario mantenerlo en la mira. La nacionaliz­ación del litio nos daría la posibilida­d de garantizar el bienestar de las mayorías; sería la respuesta a muchos de los desafíos económicos, energético­s y medioambie­ntales que enfrentan tanto Chihuahua como el resto del país.

Es cierto que la explotació­n del litio requiere una extracción responsabl­e de este denominado “oro blanco” pero, sin duda alguna, tenemos en nuestras manos la posibilida­d de estar un paso adelante en la soberanía energética que es la única vía para asegurar energía para todas y todos sin aumentos exorbitant­es en los costos.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico