Se hace sentir
ENTRE PORRAS Y FANFARRIAS, EL TRICOLOR RECIBIÓ LA ALEGRÍA DE SU AFICIÓN, PESE AL DESPRECIO DE LOS SALVADOREÑOS
San Salvador.- La tarde en la capital salvadoreña cayó en medio del arribo del Tricolor previo a su sexta prueba rumbo a Qatar. México detuvo el tránsito, la tarde del martes fue disinta en El Salvador. En medio de patrullas y con múltiples muestras de desprecio, el equipo dirigido por Gerardo Martino llegó a terriorio centroamericano.
En el hotel de concentración, los pocos aficionados mexicanos comenzaron a cantar desde muy temprano. “¡México, México!” fue a voz que se unió al unísono de las 15 gargantas que llegaron a aplaudir a sus ídolos.
La organización los colocó a un costado del camión, pero eso no les impidió ver, unos minutos más tarde, a sus ídolos.
El camión se acercó a la puerta de entrada y el Cielito Lindo se apoderó del centro de la capital cuscatleca.
“¡ay, ay, ay, ay, canta y no llores!” emocionó a los presentes y uno que otro salvadoreño que quiso ver a los mexicanos de cerca.
El camión no se detuvo en la puerta del obby como se esperaba, fue directo a la parte rasera del hotel. La gente corrió hacia donde ya bajaban sus admirados.
Gerardo Martino encabezó la delegación. El Tata, muy serio, bajó sin hacer caso a los eguidores, la concentración se apoderó del argentino y con paso acelerado, entró al inmueble con la mente en saber qué poner de cara al encuentro de hoy.
A él le siguieron los líderes del Tricolor, Ochoa, Guardado, Moreno y Herrera descendieron con paso veloz, un saludito de Memo a lo lejos fue lo único que los seguidores pudieron observar del ídolo americanista. Andrés y los Héctor pasaron de largo con audífonos que les impidieron escuchar el murmullo de la gente.
Raúl Jiménez fue el siguiente en causar fervor. El delantero del Wolverhampton se sacudió la cabeza y sonrió mientras la pelea por una foto con él comenzó. El Lobo de Tepeji levantó el pulgar y volvió a la línea.
El más popular al momento fue Hirving Lozano. El Chucky escuchó el clásico cántico que adoptó desde el Mundial Rusia y acompañado del coro pegajoso continuó con el desfile de seleccionados.
Johan Váquez, Charly Rodríguez y Rogelio
Funes Mori también causaron aplausos, aunque ninguno como los del volante del Napoli de Italia.
El último conjunto de jugadores lo integraron Edson Álvarez, Chaka Rodríguez y Alfredo Talavera. Los presentes reconocieron al jugador del Ajax y al de Tigres sin éxito de un posible autógrafo. El arquero de los Pumas sólo saludo ante los que esperaron varios minutos por ellos.
La delegación mexicana lució mermada. Jorge Sánchez y César Montes se quedaron en México y reportarán de inmediato con sus respectivos equipos y seran ayusencias imporantes paa el equipo mexicano.
El reconocimiento de cancha y una cena muy representativa de El Salvador cerraron la concentración mexicana que buscará mantener la cima del octagonal final de la Concacaf en uno de los estadios más hostiles de la zona de Centroamérica.
La victoria es obligada para el conjunto mexicano que no se intimida ante el anfitrión pese a la hostilidad con la que siempre ha sido recibido en sus visitas.