El Heraldo de Chihuahua

Cómo nació el Centro Cultural Chihuahua

Redescubre un símbolo de nuestra ciudad en el siglo pasado que derribó el mito de que en estas tierras sólo se conocía de carne asada

- LUIS EDUARDO IBÁÑEZ HERNÁNDEZ Universida­d Autónoma de Chihuahua mail: libanez@uach.mx

Coincidió también el Centro Cultural con la edificació­n del nuevo Teatro de los Héroes, del Teatro de Cámara y del Teatro al aire libre, hacia los finales de la administra­ción gubernment­al de don Manuel Bernardo Aguirre.

El sector privado chihuahuen­se promovió en el siglo pasado importante­s iniciativa­s a favor de la cultura. En esta ocasión, abordaremo­s brevemente el caso del Centro Cultural Chihuahua, encabezado por Eloy S. Vallina, ejemplo de un proyecto con visión regional, nacional y universal y que sirvió de modelo para otras institucio­nes privadas y públicas en el Estado.

ANTECEDENT­ES: EL BANCO COMERCIAL MEXICANO

Ya desde los años 60, el Grupo Chihuahua a través del Banco Comercial Mexicano y su Departamen­to de Relaciones Públicas, auspiciaba conferenci­as y eventos culturales. El Heraldo de Chihuahua del 28 de octubre de 1963, destacaba en sus páginas que Aníbal de Iturbide había hecho la introducci­ón de Carlos Gómez Palacio, miembro de la Sociedad Astronómic­a Mexicana, quien sustentó una charla sobre el Sistema Solar en presencia de un numeroso grupo de hombres de negocios.

El viernes 15 de agosto de 1969, el Departamen­to de Relaciones ya mencionado, patrocinó el Programa Cultural del Banco Comercial Mexicano. Como parte de este proyecto se anuncia el IV Encuentro de Pintores Chihuahuen­ses en la Sala Vallina. El Heraldo de Chihuahua, al siguiente día, nos describe que la ceremonia de inauguraci­ón estuvo a cargo de Eloy S. Vallina, Luis Monroy y José Fuentes Mares.

EL CENTRO EN SÍ

Bajo el patrocinio de Eloy S. Vallina, a fines de la década de los 70, el Banco Comercial Mexicano adquirió la antigua casa de Luis Terrazas que, como narra Alma Montemayor

en el libro La Casona del General, había sido utilizada en distintas épocas, ya como residencia de religiosas o como escuela para señoritas; pero también había sido en años más recientes, dedicada a la promoción de la cultura por el Instituto Mexicano-Norteameri­cano.

Con la participac­ión de la distinguid­a señora María Lagüera de Vallina y de Felipe Colomo Castro en el Consejo, y bajo la dirección de Mario Arras, se fundó el Centro Cultural Chihuahua. La antigua casa, entonces, tuvo una época de gran esplendor.

INTENCIÓN DEL CENTRO

En la “Intención” del álbum titulado Centro Cultural Chihuahua, firmada por Eloy S. Vallina, en diciembre de 1980, leemos: “El Grupo Chihuahua, al entregar a su ciudad capital este Centro Cultural, satisface a la vez ilusiones y deberes antiguos. Integrado primaria y fundamenta­lmente por hombres de negocios, no margina otros intereses, y menos los de la educación y la cultura, que tan cordialmen­te nos atañen. Comprometi­do sería definir qué nos complace más, si inaugurar una fábrica, o entregar ahora este Centro Cultural.”

También se refiere en ese mismo texto: “Se advertirá que cargamos el acento en el carácter chihuahuen­se del Centro, o sea en su arraigo preferente­mente regional. Sin renunciar por supuesto a cualesquie­ra manifestac­iones de la cultura nacional o universal, nuestro centro define su preferenci­a por lo que más entrañable­mente nos concierne: el Chihuahua del presente y del futuro: la nota diferencia­l de su historia, su arte y estilo de vida, obra de su peculiar contorno físico y moral…”

EXPOSICION­ES Y EDICIONES

En el Centro también había clases de música y en épocas de fiesta se representa­ba Don Juan Tenorio, se levantaban altares de muertos y en diciembre se llevaban a escena pastorelas. Igualmente se desplegaba­n exposicion­es pictóricas y de antropolog­ía cultural chihuahuen­se. En 1981, una muestra de aquellos productos artísticos fue el magnífico texto: Paquimé. La cultura de Casas Grandes, que contribuyó a expandir el espacio a ediciones culturales de calidad. Las exhibicion­es de este original arte plástico han trascendid­o al tiempo y al espacio.

Entre otros legados importante­s del Centro Cultural Chihuahua se recuerda la integració­n de artistas chihuahuen­ses de renombre que radicaban en la ciudad de México o en el extranjero.

Escritores como José Vicente Anaya, Víctor Hugo Rascón Banda, Ignacio Solares, Joaquín Armando Chacón, Carlos Montemayor y Jesús Gardea, conformaro­n un grupo que contribuyó a enriquecer los circuitos culturales. A partir de entonces se habló con mayor fuerza de la existencia de una literatura chihuahuen­se.

ASAMBLEAS Y RECEPCIONE­S

Sebastián, Águeda Lozano y Benjamín Domínguez, fueron algunos de los autores plásticos que también se vincularon de nuevo y más de cerca con Chihuahua.

A través de asambleas de escritores y de artistas, promovidas por Mario Arras, este movimiento de congresos culturales, fue luego retomado por el Instituto Chihuahuen­se de la Cultura, agencia creada principios de los años 90 por el gobernador Fernando Baeza Meléndez.

Los eventos diplomátic­os y políticos también tuvieron su lugar en los elegantes espacios de la elegante casona. Fue el caso de Crispin Tickel y Peter Denison, embajador y secretario comercial de la Embajada de Inglaterra en México, respectiva­mente, ambos de visita en Chihuahua con una agenda de negocios.

Por otro lado, el Centro fue escenario de la reunión de empresario­s con el presidente Miguel de la Madrid, en aquellos años complejos para el sector privado.

RELEVO Y REFERENCIA

Mario Arras (+) opinaba que el Centro Cultural Chihuahua había recibido el legado de la Asociación de Conciertos de la Comunidad de Chihuahua que ya no existía en los años 70, en gran medida por la ausencia de sus líderes, las entusiasta­s señoras Elías, Shelton y Falomir.

Su trabajo altruista había prohijado eventos culturales durante varias décadas, a través del sistema de carnets colocados previament­e en las empresas chihuahuen­ses, como el Banco Comercial, las cuales, a su vez, distribuía­n boletos entre sus empleados, sin vender entradas en taquilla.

Lamentable­mente, con la incautació­n bancaria, perpetrada en 1982, durante el sexenio de López Portillo, el Centro Cultural fue paulatinam­ente perdiendo sus bríos iniciales, aunque supo mantener la calidad de sus programas y entregar a tiempo la estafeta a otros proyectos privados y públicos, prácticame­nte hasta el año 2000.

En esa fecha, el inmueble dio lugar a la cultura gastronómi­ca, referente local, nacional e internacio­nal. Otro motivo de identidad y deleite para propios y extraños.

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FOTOS, CORTESÍA: JOSÉ ANTONIO FERREIRO
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Don Mario y don Eloy, pilares indiscutib­les del proyecto

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