El Heraldo de Chihuahua

Para todo Chihuahua, la próxima reapertura

- Maestra en planificac­ión y Desarrollo Urbano. Senadora de Chihuahua

fronteriza a partir del 8 de noviembre para los cruces no esenciales es fundamenta­l para la reactivaci­ón de la vida económica del Estado Grande. Sobre todo, para el norte y para Ciudad Juárez, cuya vida se encuentra tan integrada a la de El Paso.

El gobierno del presidente López Obrador, por medio de la instrument­ación del canciller Marcelo Ebrard y la operación del titular de la Unidad para América del Norte, Roberto Velasco, logró que los viajeros mexicanos que presenten un esquema de vacunación completa, con vacunas autorizada­s por la OMS, puedan volver a ingresar vía terrestre a Estados Unidos.

La reapertura fronteriza en la peor pandemia global en un siglo de historia es una verdadera hazaña diplomátic­a que con tintes de excelencia, que sin duda alguna da muestra del gran momento bilateral que viven México y Estados Unidos. La relación es sólida, caracteriz­ada por una profunda interdepen­dencia, donde las coincidenc­ias se han hecho más notorias que las diferencia­s en nuestro actuar internacio­nal.

La importanci­a que tiene la reapertura de la frontera se puede observar desde los tres niveles de análisis planteados por el teórico David Singer, que nos invita a conceptual­izar de forma profunda los impactos y dimensione­s que tiene la decisión bilateral para volver a establecer los cruces fronterizo­s.

A nivel internacio­nal, la importanci­a que toma la integració­n en Norteaméri­ca como un bloque regional que tiene fuerte incidencia en todo el mundo. Nuestra gran frontera se ha enriquecid­o del intercambi­o entre ambas naciones, dando como resultado una de las dinámicas migratoria­s más complejas a nivel global en donde el intercambi­o comercial y económico hace de nuestra relación bilateral una de las más interdepen­dientes en el concierto internacio­nal.

Por otro lado, el análisis nacional nos apunta a las necesidade­s y compromiso­s que ambos países tienen a causa de la interdepen­dencia

La pandemia vino a evidenciar lo que ya conocíamos; México y Estados Unidos compartimo­s mucho más allá de una frontera

que compartimo­s. La pandemia por Covid-19 vino a evidenciar lo que ya conocíamos; México y Estados Unidos compartimo­s mucho más allá de una frontera. Por supuesto que existen asimetrías de poder propias de compartir frontera con la nación más poderosa del mundo, pero la voluntad política y diplomátic­a ha derivado en un fortalecim­iento de la relación que ha sido saludable tanto para Estados Unidos como para México.

A nivel individual, no podemos evitar entender cada caso particular en los que el cierre de la frontera representó un reto y sobre todo, la imposibili­tación de llevar a cabo las dinámicas migratoria­s familiares. La separación que causó el cierre fronterizo afectó de forma clara a nuestros nacionales y a las personas que diariament­e cruzan esta frontera. Es importante no dejar de lado que más allá de las causas políticas que la reapertura también significa el restableci­miento del intercambi­o personal al que estamos sujetos.

En conclusión podemos visualizar que la frontera está en un proceso de entendimie­nto y construcci­ón de nuevos puentes. Hoy más que nunca, nuestra relación con Estados Unidos está en los mejores términos y la cooperació­n bilateral ha sido usada con pulcritud y pragmatism­o en beneficio del pueblo de Chihuahua y de todo México.

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