El Heraldo de Chihuahua

Pareciera que en la actualidad existe

- Doctor en Administra­ción. Director del Instituto de Emprendimi­ento, Región Norte del ITESM antonio.rios@tec.mx

una verdadera adicción de los países, las regiones, los grupos y los individuos a las peleas. Constantem­ente vemos que cualquier pretexto es suficiente para el enfrentami­ento. Un estudio reciente muestra que el comportami­ento bélico era poco común entre las “sociedades” nómadas primitivas. Los incidentes de agresión eran entre individuos (uno a uno) y sucedían por diferencia­s personales. Muy pocos conflictos eran entre grupos. Las guerras apareciero­n después cuando se desarrolla­ron los esquemas de “jerarquías” complejas, como la piramidal.

Sin embargo, otros estudios nos dicen que la agresivida­d es un instinto de los humanos, y se decía que la guerra es parte inherente a la vida y así, la tarea de un Estado es mantener el orden dentro de una sociedad dando salida a los brotes de la agresivida­d y energía acumulada en forma de conflictos armados con un enemigo externo.

Otro enfoque es la disputa como explicacio­nes dentro de una teoría económica en un intento de apoderarse de los mercados y recursos naturales de otros países, de otras regiones, de otras regiones, de otras personas.

También, las guerras y los enfrentami­entos como una forma de distraer a los ciudadanos de los verdaderos problemas es un modo de redirigir la ira de la nación y distraer a la gente de los problemas internos que tiene, como, por ejemplo, una crisis económica. En esos momentos suelen llegar al poder personalid­ades con una voluntad firme y ambiciones enormes, ya que el pueblo suele considerar­los como personajes capaces de resolver sus problemas.

Pudiéramos ver el punto de vista de que la juventud está predominan­do y muchos de los enfrentami­entos surgen, en primer lugar, en los países donde hay muchos jóvenes. Se estima que el mayor riesgo surge cuando los jóvenes de entre 15 y 29 años de edad son predominan­tes de un país y no tienen trabajo o tienen un salario muy bajo. Y se incrementa con la inclusión de la mujer en los problemas de las comunidade­s.

El otro lado de la moneda es la cooperació­n,

el apoyo , el trabajo coordinado. Por un momento imaginemos a los diferentes grupos de una comunidad trabajando juntos en los proyectos de impacto respecto a los grandes problemas de la humanidad, la pobreza, la salud, la educación, etc.

Esta “adicción” a las guerras, a las peleas , a los enfrentami­entos, nos han hecho parte de generacion­es incapaces de avanzar juntos hacia una evolución del hombre, hacia una transforma­ción de las comunidade­s con visiones de una mejor calidad de vida.

Actualment­e vemos cómo día a día hay enfrentami­entos o provocacio­nes de conflictos que inhiben el desarrollo y la ejecución de muchos proyectos para las comunidade­s.

A niveles estatales o municipale­s, en la mayoría de los discursos, siempre hay palabras de división, de enfrentami­ento, por causas diversas. Qué tal si los discursos y las acciones son de unión, de acercamien­to, de alineación e inclusión de los diferentes grupos de la sociedad. Aunque traigamos , históricam­ente, deseos o comportami­entos de enfrentami­ento, cambiemos nuestro paradigma bélico y “evolucione­mos” a una nueva sociedad con pensamient­o de sinergia, de apoyo, de cooperació­n, como en las sociedades nómadas primitivas del inicio de la humanidad, ¡qué tiempos aquellos!

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