Riberas del Bravo y el abandono estatal
Riberas del Bravo es una colonia de gente buena y trabajadora. Pero al mismo tiempo, entre quienes somos de Juárez, sabemos que se trata de “la colonia más peligrosa para las mujeres”. El abandono ha sido histórico, con políticas que llevan décadas perpetrando desigualdad y violencia. Por ello, es preciso hablar de ella.
Recuerdo cuando el presidente López Obrador nos acompañó a Riberas del Bravo en 2015. En aquel entonces era candidata a diputada federal y el Movimiento de Regeneración recién empezaba a latir como fuerza política. El hoy presidente, con un andar calmado y un hablar pausado, hizo como siempre, política de la buena. Escuchó a uno de los sectores más marginados de todo Chihuahua y que más necesita una política de redistribución y justicia social. Lleva haciéndolo desde antes de 1988. Conoce al pueblo como pocos.
El día de hoy por la mañana, justo antes de desayunar, recordé esta anécdota de la que escribo. Lo hice a partir de un tuit del periodista Hernán Gómez Bruera, donde acusa de excesos y opulencia a la gobernadora Maru Campos con recursos que debieron ser destinados para esta colonia, pero que fueron utilizados para comprar chalecos antibalas. En concreto, más de 7 millones de pesos para el proyecto Mujeres Constructoras de Paz, con el cual se crearían redes de apoyo y empoderamiento para la mujer. Pero eso no sucedió.
La construcción de paz con redes de apoyo y mejoramiento urbano trajo cambios producto de la cooperación entre las autoridades y la sociedad civil. Entendiendo la forma en que mediante la política social aplicada se pueden atender los problemas estructurales. Más allá del enfoque de securitización que poco abona a la consolidación de paz duradera.
Pero para la gobernadora la historia es otra. Con una barredora tiró los más de 50 árboles que en esta comunidad se habían plantado durante este tiempo. La compensación dada: 10 árboles y dos galones de pintura. No contenta con ello, reorientó los recursos que el grupo de mujeres utilizaba… ¡para comprar chalecos antibalas! Es imprescindible que la gobernadora entienda que no podemos combatir fuego con fuego. Si no atendemos las causas estructurales de la violencia, poco o nada avanzaremos en la mayor asignatura pendiente de Chihuahua. Es de sabias reconocer, y honestamente, considero que la gobernadora
Campos debería hacerlo.
De enero de 2019 a septiembre de 2020 se reportaron 10 feminicidios en Riberas del Bravo, además de ser la colonia con más reportes de violación. Y ante esta desgracia, la gobernadora parece querer concentrarse en utilizar los recursos que por derecho corresponden a la colonia para uso, goce y disfrute de su gobierno.
Hablar de Chihuahua, de Ciudad Juárez y de Riberas del Bravo es hablar de la violencia a la que las mujeres estamos permanentemente sujetas. Y hablar de esta violencia implica necesariamente abordar las condiciones de precariedad, opresión y desigualdad que el neoliberalismo ha traído a todo el país, pero especialmente a Ciudad Juárez.
Debemos buscar soluciones a la problemática que hoy vive esta colonia, la ciudad entera y nuestro estado, debemos arrancar las causas de la marginación de manera radical. Y digo radical pues quiero referir que deben ser de raíz. Erradicando la corrupción, la opulencia y los males que ésta trae en la sociedad, destacando, por supuesto, la mala distribución del ingreso y el acaudalamiento de unos pocos.
La securitización de la política social que está emprendiendo Marú Campos no solo está cayendo en un desentendimiento de lo social, atenta contra la paz a través de un discurso que no escucha y atiende a las mujeres. Es necesario visualizar la seguridad desde una perspectiva multidimensional, de género e interseccional, apuntalando las causas sociales que tanto han afectado a Ciudad Juárez.
Gobernar no es utilizar los recursos bajo el juicio personal, se trata de entender las necesidades de cada sector social, especialmente los más abandonados.
Lo que ha hecho la gobernadora con la reasignación de los recursos es contrario a cualquier ápice democrático que pueda defender. Es necesario que al pueblo se le escuche, y que los recursos sean direccionados a la atención estructural, no ofreciendo ciertos insumos que construyen una idea ilusoria de seguridad.