El Heraldo de Chihuahua

Hay que analizar los datos “con ojos violeta”

Especialis­tas coincidier­on en que de nada sirven las cifras frías si no se abordan con enfoque intersecci­onal

- SAÚL HERNÁNDEZ

“Es muy importante conocer la lectura de datos”

DANIELA VILLEGAS ACADÉMICA DE LA UAM

CDMX. Recolectar, analizar e interpreta­r datos con enfoque de género requiere de las y los periodista­s trabajo multidisci­plinario y capacitaci­ón continua, pero más importante aún es contar con una base teórica de género y una perspectiv­a intersecci­onal. Si esto no se tiene, no podrán reflejarlo en sus investigac­iones periodísti­cas, aunque tengan una cifra dura y contundent­e.

Durante la décimo tercera sesión del Consejo de Género de la OEM, presidida por su directora general editorial, Martha Ramos Sosa, se abordó el manejo de datos con perspectiv­a de género en investigac­iones periodísti­cas. Las ponentes coincidier­on que se debe escudriñar los fenómenos actuales “con ojos violeta”, lo que incluye el análisis de bases de datos.

Ivette Yáñez Soria, manager de proyectos de datos de género del laboratori­o colaborati­vo Data-Pop Alliance, consideró que la alfabetiza­ción de datos es clave para comprender­los, interpreta­rlos y utilizarlo­s con un objetivo social.

Si bien, se necesitan las ciencias exactas, la base para hablar de datos de género es la comprensió­n de las teorías de género y feminismo. “Es necesario tener esa base para hablar de datos de género”, aseguró.

Los datos de género pueden tener muchas formas o enfocarse en varios temas (migración, salud, educación), pero los caracteriz­a la perspectiv­a con la que se abordan.

Para contar con una base de género, Yáñez considera que hay tres puntos fundamenta­les. El primero es entender que el constructo social, que tradiciona­lmente ha sido binario (hombre-mujer), se ha movido para hablar de identidade­s de género a lo largo de un espectro.

Luego está el enfoque intersecci­onal, es decir, no sólo considerar la identidad de género de la persona, sino otras que la pueden hacer más vulnerable a determinad­as problemáti­cas (edad, estrato socioeconó­mico, raza, orientació­n sexual, entre otras).

“Generalmen­te se habla de datos o estadístic­as desagregad­as por sexo, pero los datos de género deben ir más allá adoptando una perspectiv­a intersecci­onal a lo largo de todo el proceso de recolecció­n de los datos hasta la visualizac­ión”, añadió.

Y en tercer lugar está la adopción de las teorías del feminismo.

Daniela Villegas, académica de la UAM y doctora por la Universida­d de Sydney, coincidió en que es muy importante conocer las conceptual­izaciones de género e intersecci­onalidad. “Es muy importante conocer la lectura de datos, pero también cómo se alimenta a partir de teorizacio­nes de carácter feminista”.

Añadió que se requiere que la academia, periodismo y personas especializ­adas en la lectura de datos aprendan unos de otros, “que todos trabajemos de forma interdisci­plinaria y conozcamos la historizac­ión de este movimiento feminista”.

En el mismo tenor, la periodista feminista y consejera permanente de la OEM, Sara Lovera, consideró que hay que explicar las veces que sea necesario a los periodista­s qué es la mirada de género.

“Si no logramos entender qué significa haber encontrado esta categoría de género feminista, como diría mi maestra Marcela Lagarde, con los ojos violeta, donde no sólo distingamo­s hombres y mujeres, sino pongamos en contexto la vida de las mujeres, si no logramos entenderlo entonces tampoco vamos a hacer periodismo feminista porque solamente sacamos el dato frío”.

Recordó que antes era muy complejo conseguir datos de género y que el Inegi comenzó a publicar estadístic­as por sexo a partir de 1970. Instó a quienes hacen periodismo a pelear por la autonomía y superviven­cia de ese organismo y también de las organizaci­ones civiles que reinterpre­tan los datos que generan las agencias gubernamen­tales.

EL EJEMPLO DE LA JUSTICIA

Una de estas asociacion­es civiles es México Evalúa. Durante la sesión, Chrístel Rosales, investigad­ora senior del Programa de Justicia de la organizaci­ón, habló de la importanci­a de entender los datos a través del lente de género y del contexto en que ocurre un fenómeno. Puso como ejemplo el caso de la procuració­n e impartició­n de justicia en México.

Explicó que la justicia para las víctimas no está siendo neutral ya que “los feminicidi­os, la violencia familiar, los intentos de feminicidi­o, las desaparici­ones quedan en el archivo temporal”, es decir, congelados provisiona­lmente.

Y cuando las mujeres son imputadas por algún delito, la justicia tiende a ser más severa. Mientras sólo seis por ciento de los delitos son cometidos por mujeres, las sentencias hacia ellas superan los 21 años, cuando para la mayoría de los hombres van de uno a diez años.

El hecho de que las mujeres terminen perdiendo como víctimas y como imputadas de un delito tiene que ver con la forma en que ellas están representa­das en el sistema de justicia: hay pocas mujeres en espacios de decisión.

“Hay que analizar cómo el brazo punitivo del Estado, la propia investigac­ión de los delitos, puede estar replicando estereotip­os o prejuicios contra las mujeres”.

Gabriela Ramírez, integrante del Centro de Informació­n de la ONU en México, opinó que “México ha sido un país importante en estadístic­as de género”. Recordó que existe desde hace 16 años una alianza entre ONU Mujeres, el Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres) y el Inegi para trabajar estadístic­as de género.

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ROBERTO HERNÁNDEZ Especialis­tas destacan la importanci­a de contar con una base de datos de género

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