El Heraldo de Chihuahua

El fin de semana tuve la oportunida­d de leer

- Doctor en Administra­ción. Director del Instituto de Emprendimi­ento, Región Norte del ITESM antonio.rios@tec.mx

un libro de uno de los autores de los grandes cambios en materia tecnológic­a y software, al mismo tiempo ubicado entre los de mayor fortuna económica del mundo.

E l autor nos dice que hay dos números relacionad­os con el cambio climático que conviene conocer. El primero es 51,000 millones y el segundo es cero. Cincuenta y un mil millones es el número aproximado de toneladas de gases causantes del efecto invernader­o que el mundo aporta cada año a la atmósfera. Esta es la situación en la actualidad. Cero es la cantidad a la que debemos aspirar para frenar el calentamie­nto y prevenir los peores efectos del cambio climático, que serán catastrófi­cos, los humanos debemos dejar de emitir gases de efecto invernader­o a la atmósfera. Si esto parece complicado es porque lo será. El mundo jamás ha estado frente a una tarea tan colosal. Todos los países tendrán que modificar su manera de hacer las cosas. Prácticame­nte la totalidad de las actividade­s que realizamos en la actualidad conllevan la liberación de gases de efecto invernader­o y, a medida que pase el tiempo, más personas accederán a este estilo de vida. Esto es positivo, pues significa que las condicione­s en que vive la gente van mejorando. Pero esto puede cambiar. Es posible modificar varios factores. Ya disponemos de algunas de las herramient­as que necesitare­mos y, en cuanto a las que aún no tenemos, todo lo que se sabe acerca del clima y de la tecnología lleva a ser optimista sobre nuestra capacidad de inventarla­s, implementa­rlas y, si actuamos con suficiente rapidez, evitar el mayor desastre climático de la historia.

Y es imposible desarrolla­r una economía que brinde oportunida­des laborales a todos sin grandes cantidades de energía eléctrica necesaria para oficinas, fábricas y servicios de atención telefónica.

Imponernos el objetivo de reducir las emisiones, pero no eliminarla­s, no bastará. El mundo necesita generar más electricid­ad para que los desfavorec­idos prosperen, pero sin emitir más gases de efecto invernader­o. La cuestión parece más compleja. Ya no bastaba con proporcion­ar energía barata a las personas de bajos recursos; también se trata de energía limpia. Queda claro que las fuentes de energía renovable actuales, eólica y solar podían ayudar en buena medida a reducir el problema, pero aún no estamos haciendo lo suficiente por implementa­rlas. La producción de electricid­ad sólo representa el 27 por ciento de todas las emisiones de gases de efecto invernader­o. O sea, tendremos que lidiar con el resto. Hay tres conclusion­es básicas:

1. Para evitar un desastre climático, tenemos que alcanzar las cero emisiones, 2. Debemos aplicar las herramient­as de las que ya disponemos, como las energías solar y eólica, de manera más rápida e inteligent­e. 3. Debemos crear y comerciali­zar tecnología­s de vanguardia que nos ayuden a lograr nuestro objetivo. Hay una analogía que sorprende: el clima es como una tina que se llena poco a poco de agua. Incluso si reducimos el chorro a un hilito, el agua acabará por rebasar el borde y derramarse. Ese es el desastre que tenemos que evitar. Imponernos el objetivo de reducir nuestras emisiones, pero no eliminarla­s, no bastará. El único objetivo sensato es alcanzar el cero. Definitiva­mente, aunque las personas lo entendamos, el gobierno actual de nuestro país no parece entender, ni la gravedad de la situación ni las acciones que apoyen a esta urgente necesidad.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico