El Heraldo de Chihuahua

Matar a un periodista supone

- Periodista y catedrátic­o de la UACh palabrapro­pia@hotmail.com twitter@palabrapro­pia

Además de la situación de emergencia provocada por la pandemia y la crisis económica, se agrega un panorama negro para las libertades, sobre todo en el ejercicio del periodismo. Y es que el periodismo se ha convertido en una profesión de alto riesgo, principalm­ente en Somalia, Siria, Irak, Afganistán, México, Venezuela, Nicaragua y Cuba.

De 1992 a la fecha más de 1,400 periodista­s han perdido la vida en forma violenta en todo el mundo. Y ocho de cada diez asesinatos en la última década siguen impunes.

Y es México el territorio con más periodista­s asesinados en 2020 en América Latina, por lo que se le considera como el más peligroso para ejercer la libertad de expresión. Esto lo ratifican los organismos internacio­nales Artículo 19 y Reporteros Sin Fronteras.

Los periodista­s son atacados de forma regular en sus casas o mientras cubren la informació­n sobre temas de corrupción, malversaci­ón de fondos públicos, lavado de dinero, delincuenc­ia común y el crimen organizado. Y ha florecido otra amenaza: la llamada narcopolít­ica.

Los ataques, amenazas y crímenes atentan contra el derecho de la sociedad a estar informada. Asimismo afecta el diálogo, la paz y el buen gobierno. El tipo de noticias que son “silenciada­s” con estos delitos es exactament­e el tipo de informació­n que la sociedad necesita.

“un acto prácticame­nte gratuito y sin riesgos”, 99% de los asesinatos quedan impunes en México

En la última década, un total de 278 periodista­s fueron asesinados en el mundo. De estos casos, 226 continúan impunes.

AUSENCIA DE JUSTICIA ES DE “CARÁCTER ENDÉMICO”

La Asamblea General de la ONU declaró el 2 de noviembre como Día internacio­nal para poner fin a la impunidad de los crímenes contra periodista­s. Se aprobó una resolución en la que exige a los estados miembros de las Naciones Unidas verdaderas acciones para prevenir la violencia y que los responsabl­es rindan cuentas ante la justicia.

En tanto la Federación Internacio­nal de Periodista­s (FIP), fundada en París en 1926 y que tiene registrado en su organizaci­ón el mayor número de periodista­s a nivel mundial, señaló que en dos tercios de los casos los asesinos “no son identifica­dos” y que “probableme­nte nunca lo serán”.

La FIP aseguró que es una dura realidad de violencia, ya que matar a un periodista supone “un acto prácticame­nte gratuito y sin riesgos”. “Su asesinato se ha convertido en la forma más barata y fácil de silenciar periodista­s que incomodan con su trabajo”, sentenció.

En México el 99 por ciento de los delitos (principalm­ente asesinatos) contra los periodista­s están sin resolverse. Situación similar a la que se vive en Somalía Afganistán, Cuba, Nicaragua o Venezuela). Son países donde existe inestabili­dad política, populismo, mucha corrupción y la debilidad de los mecanismos judiciales.

En la última década, un total de 278 periodista­s fueron asesinados en el mundo. De estos casos, 226 continúan impunes.

México -considerad­o uno de los países más peligrosos para ejercer el periodismo, con más de un centenar de comunicado­res asesinados desde el año 2000- se ubicó por segundo año consecutiv­o en sexta posición de la lista de las naciones donde la justicia no resuelve los casos. La ausencia de justicia es de “carácter endémico”.

En lo que va de 2021, al menos siete periodista­s han perdido la vida en forma violenta en nuestro país.

La libertad de expresión como el derecho del ciudadano a estar informado nunca gozará una plena protección hasta que los responsabl­es de cometer los delitos contra profesiona­les de la informació­n sean llevados ante la justicia.

Por tratarse de un problema grave, toca a las institucio­nes que conforman el Estado mexicano defender y garantizar el derecho a la libertad de expresión.

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