8 Tragaluz
“Una mujer que quiere sobresalir en cualquier disciplina se encontrará con barreras que nacen desde el género y se encuentran construidas desde la visión del hombre”.
La poeta
Cuando se habla de escritura es muy común que surja la interrogante acerca de cómo escribir, desde los primeros pasos y cómo fue el camino recorrido. Sin embargo, al hablar con la poeta y periodista Karen Cano las interrogantes van más allá de la poesía y se centran en la preocupación de la palabra y escribir desde la resistencia.
Al abordar cómo se escribe poesía siendo mujer, o cómo se es periodista siendo mujer, la respuesta queda expuesta desde una sentencia: las mujeres han sido históricamente invisibilizadas, apunta Karen. Y cuando dice esto, menciona que abarca cualquier área del conocimiento. No sólo en el arte, sino en la vida misma, la mujer ha ocupado un lugar que se pierde entre los pliegues de la historia para quedar en lo cotidiano, en la vida del día a día que no es recordada ni recibe la importancia necesaria.
Así, una mujer que quiere sobresalir en cualquier disciplina, se encontrará con barreras que nacen desde el género y se encuentran construidas desde la visión del hombre. Es común, ejemplifica, que si se piensa en la figura del poeta enseguida se piensa en un hombre que escribe versos de amor (haciendo uso de la poesía para conquistar y volviendo a la mujer un ente pasivo, una musa) pero cuando una mujer escribe suele hacerlo desde otras trincheras: las mujeres escriben para denunciar, evidenciar, molestar; escriben desde una rabia contenida, menciona, para finalizar señalando que una mujer no puede escribir de temas duros porque es mal vista.
Otro tema interesante al que apunta es los espacios existentes y cómo son manejados por hombres. Dentro de las redes, los amigos van configurando un espacio que sirve para continuar creando más predominantemente de hombres para que ellos sigan haciendo uso de su poder y, a partir de esto, se traza una relación en cuanto a la disponibilidad que existe dentro del oficio de la escritura y la maternidad: cuando ocurría el famoso Boom latinoamericano, la figura de la mujer como esposa se volvió una figura que maternaba, es así que detrás de los Premios Nobel estaba una mujer haciéndose cargo de todo para que los escritores solamente se dedicaran a eso, dejando de lado sus ocupaciones, puntualiza.
Por eso, Karen menciona la importancia de crear espacios donde se pueda tomar la voz y de adentrarse en espacios que son predominantemente manejados por hombres, así, como apuntaba Virginia Woolf, es tiempo de escribir desde una habitación propia.
Desde el periodismo, Karen cuenta cómo se fue trazando su camino. Sus estudios formales son desde la comunicación, lo que la ha llevado a trabajar como reportera desde 2009 y desempeñarse en medios impresos, así como en radio y televisión, aunque en el periodismo descubrió (o mejor dicho, redescubrió) que también tenía una inclinación por la literatura, por lo que recuerda: “Cuando era niña jugaba a ser reportera; a los diez años tuve interés por la poesía, pero recibí un libro que no dialogó conmigo y no me acerqué a ella sino hasta años después; a los seis años comencé a escribir historias”. En ese génesis narrativo, los sueños de ser cuentista y contar historias terminan por volcarse al periodismo y compartir un camino: la literatura. Si bien Karen ha publicado un par de libros de poesía, sus inquietudes por contar historias también la han adentrado a escribir cuentos y preguntarse cómo se puede escribir una historia periodística y una historia ficcional, en donde se dialoga desde los textos concretos y la imaginación, y se crea un vínculo en el que el periodismo es una catarsis inmediata y la literatura una catarsis lenta.
Al hablar sobre la literatura que se gesta en Juárez, Karen mencionó lo difícil que resulta abordar el tema de la violencia y cómo se espera, desde un estereotipo marcado por la crítica literaria, que la obra producida parta de la violencia como espejo y no como motor. Por ello mencionó que si se escribe de la violencia no es por una preocupación estética, sino porque se crece desde la violencia y por ello hay que mencionarlo, por ello es que sentencia que no hay otra forma de escribir de la violencia más que violentamente. Así, escribir es liberador porque se reflexiona acerca de las inquietudes, como la misma autora de “Cuna de arena/La herencia de Samantha” lo menciona al hablar acerca de su más reciente publicación que la lleva a preguntarse sobre la muerte.
Karen Cano ha recibido distinciones como el Premio Nacional de Poesía Joven Jorge Lara y, recientemente, su reportaje acerca del servicio sexual fue nominado al Premio Estatal de Periodismo, situaciones que no esperaba, pero de las cuales se siente satisfecha. Para finalizar, la escritora reflexiona que el ejercicio literario no dista mucho del periodismo y podríamos decir que ninguno sirve, pero también que ambos sirven muchísimo, la utilidad de lo práctico y de lo que nos mueve a una reflexión, a una experiencia estética, no suele ser vista, pero mientras exista la oportunidad hay que seguir escribiendo desde la resistencia, haciendo que el periodismo y la poesía sean dos formas de denunciar la realidad.