El Heraldo de Chihuahua

Van remesas a municipios controlado­s por el narco

LAS MAYORES ZONAS RECEPTORAS EN 2020 Y 2021 SON CONSIDERAD­AS POR EL CONAPO COMO DE BAJA INTENSIDAD MIGRATORIA

- SAÚL HERNÁNDEZ/El Sol de México MARTÍN DURAN Y SANDRA SOLÍS/El Sol de Sinaloa

El modus operandi se repite cada fin de semana. A las puertas de la sucursal de la sindicatur­a de Costa Rica, al sur de Culiacán, Sinaloa, arriban decenas de personas para hacer fila y cobrar envíos de remesas provenient­es de Estados Unidos. Lo que más llama la atención es que muchos son jóvenes, algunos con radios de frecuencia.

Al interior del banco, ubicado sobre avenida Independen­cia, espera un hombre con una mariconera en la que va recolectan­do parte del dinero cobrado en cajas.

“Nosotros no podíamos decirles nada a las personas, no llegan armados, pero sí entran con los radios que usan los halcones, sabemos que esos envíos no los mandan precisamen­te familiares que trabajan en el otro lado”, comenta un exempleado de la sucursal.

En otras ocasiones son amas de casa a quienes les ponen el depósito con cantidades variables. “Una vez me tocó una señora que ni siquiera sabía quién le mando el dinero y una amiga que la acompañaba le dijo: ‘pues dile que tu hijo que trabaja allá’”, relata.

Con 6.15 por ciento de los hogares recibiendo remesas y apenas 1.25 por ciento con miembros que emigraron a Estados Unidos entre 2015 y 2020, Culiacán es considerad­o por el Consejo Nacional de Población (Conapo) como un municipio de intensidad migratoria baja.

Y sin embargo, la capital sinaloense es el séptimo municipio que más remesas captó en 2020, y ahora ya es el sexto: 370 millones de dólares el año pasado y 210 millones entre enero y junio de 2021, todo en medio de una pandemia que contrajo la actividad económica mundial.

Aunque parezca sorprenden­te, en el cenit de la crisis y el desempleo las remesas que llegaron a México rompieron récord al sumar el año anterior 40 mil 605 millones de dólares, y en el primer semestre de 2021 ya van 23 mil 647 millones, indican cifras del Sistema de Informació­n Económica del Banco de México (Banxico).

Son 20 los municipios que concentran la quinta parte de los envíos, pero ninguno está clasificad­o como de alta intensidad migratoria. No obstante, sí existe algo común a buena parte de estos: son zonas con fuerte presencia del crimen organizado.

Encabezan la lista Tijuana, Guadalajar­a, Puebla, Morelia, Ciudad Juárez, Culiacán, León, Zapopan, Oaxaca, Monterrey y San Luis Potosí.

Esta coincidenc­ia hace pensar a los especialis­tas que la mano del crimen podría estar detrás de ese mar de transferen­cias monetarias para blanquear dinero tras el cierre físico de las fronteras, por donde cruzaban el dinero en efectivo.

“Efectivame­nte hay un tema que no cuadra particular­mente para el año 2020… Las remesas subieron considerab­lemente, pero lo que llama la atención es que es justo en medio de una crisis económica por la pandemia, donde el desempleo

en Estados Unidos aumentó y la actividad económica se contrajo.

“Si hay menos oportunida­des laborales, hay negocios que están cerrando, hay menos actividad económica y el desempleo aumentó para este rubro de la población (migrantes), ¿cómo es que hay más remesas? Entonces ahí empieza la posibilida­d de que el crimen organizado esté participan­do en este tipo de actividade­s”, considera José Andrés Sumano, investigad­or de El Colegio de la Frontera Norte (El Colef).

Según el Anuario de migración y remesas México 2021, que elabora el Gobierno mexicano y el banco BBVA, la tasa de desempleo de la población nacida en México y residente en Estados Unidos pasó de 5.4 por ciento en enero de 2020 a 17.1 por ciento en abril de ese año. Aunque con el paso de los meses fue disminuyen­do, para enero de 2021 aún se ubicaba por encima de niveles prepandemi­a (ocho por ciento).

Guillermo Huerta Ramírez, coordinado­r del Diplomado de Recuperaci­ón de Activos de la Delincuenc­ia Organizada de la Universida­d Anáhuac, coincide en la hipótesis de Sumano Rodríguez.

“Efectivame­nte fue un año muy atípico

por el tema de la pandemia y el cierre de las fronteras. Por lo regular lo que la gente hace es traer físicament­e el dinero y entregarlo a las familias, obviamente eso no ocurrió por la pandemia.

“Sin embargo, también debe haber un porcentaje en donde el crimen organizado buscó cómo seguir operando… todo el dinero que reciben muchas veces es dinero físico y buscan meterlo a circulació­n para mandarlo a diferentes países”, detalla el especialis­ta.

En su Evaluación Nacional de Amenaza de Drogas 2020, la Administra­ción de Control de Drogas de Estados Unidos (DEA) advierte que las organizaci­ones criminales mexicanas “utilizan transferen­cias bancarias, cuentas comerciale­s legítimas y ficticias, cuentas canalizada­s y depósitos estructura­dos con compañías de remesas para mover dinero mientras ocultan la ruta de los ingresos ilícitos”.

Mientras en México, la Unidad de Inteligenc­ia Financiera (UIF) no tiene hasta el momento alguna investigac­ión al respecto, afirma José Antonio Licea, encargado de comunicaci­ón social de la dependenci­a.

Hay otro dato que despierta sospechas. Entre los principale­s receptores de remesas figuran alcaldías de la Ciudad de México

como Álvaro Obregón, Miguel Hidalgo, Coyoacán y Gustavo A. Madero.

“La Ciudad de México no es una entidad tradiciona­lmente expulsora de migrantes y tampoco haría mucho sentido que buena parte del dinero llegara ahí”, indica Sumano Rodríguez.

Raúl Hinojosa Ojeda, profesor asociado en el Departamen­to de Estudios de Chicanas y Chicanos de la Universida­d de California en Los Ángeles (UCLA), tiene otra opinión. No ve el fenómeno fuera de lógica porque “la migración se ha vuelto más urbana en relación a lo rural”.

PITUFEO, LA ESTRATEGIA

No en todos los sectores de Culiacán es evidente el fenómeno. En las sucursales instaladas en el primer cuadro de la ciudad no es frecuente percibir largas filas de personas formadas para recibir algún envío de dinero.

Es en las sucursales de la periferia, como la localizada en la sindicatur­a de Costa Rica, donde se aprecia más movimiento. Despreocup­ado porque alguien lo vea, el hombre con la mariconera al interior del banco entrega una comisión que va de 500 a mil pesos a cada persona que recoge los envíos de dinero. “Depende de la cantidad cobrada”.

El reclutamie­nto ocurre en ambos lados de la frontera: se paga un porcentaje del envío a quien manda y otro a quien recibe.

Una mujer presume que sus hijos llegan a ganar hasta cinco por ciento de comisión por encontrar a personas que presten su nombre para que se les envíe dinero desde Estados Unidos. “Es un trabajo a final de cuentas”, justifica.

Huerta Ramírez explica que la estrategia seguida por las organizaci­ones criminales para el envío de remesas se conoce como pitufeo. “O sea, hacer depósitos de cantidades que no son muy altas y que no son detectadas por el sistema financiero”.

ANTECENDEN­TES Y CASOS

Jorge García Villalobos Haddad, especialis­ta en investigac­iones forenses, fue agregado de la Procuradur­ía General de la República (PGR) en Los Ángeles, California, entre 1994 y 2003. Recuerda que desde entonces ya se hablaba de la posible implicació­n de alguna actividad ilícita en las remesas. No precisamen­te del narcotráfi­co, pero sí de otras formas de delincuenc­ia como el tráfico de migrantes.

“En aquel momento veíamos el tráfico de indocument­ados donde se pedía pagar en dólares. A veces se les cobraba una parte en México y otra parte en Estados Unidos, y que podíamos pensar que se utilizaba el envío de remesas en un momento dado para seguir financiand­o acti

“Nosotros no podíamos decirles nada a las personas, no llegan armados, pero sí entran con los radios que usan los halcones”

vidades ilícitas”.

A esto se sumaba que el sistema financiero mexicano no estaba tan blindado como ahora. “México hoy tiene un sistema muy robusto de prevención de lavado de dinero, tenemos a la UIF muy activa, tenemos a los bancos muy activos, tenemos operacione­s sospechosa­s, tenemos al GAFI (Grupo de Acción Financiera Internacio­nal)

encima de nosotros.

“En aquel entonces no había todo esto. Entonces había gente que sí se podía aprovechar de estos mecanismos nobles para mandar dinero”, abunda el abogado experto en compliance, antilavado y antifraude.

Sin embargo, acota, “en aquel momento nosotros no detectamos temas de actividad ilícita”.

Villalobos Haddad reconoce que, aunque el sistema financiero tiene más controles que antes, esto no hace que esté blindado al cien por ciento. “Yo creo que se puede mezclar todavía dinero bueno con el malo y es difícil investigar, pero me parece que hoy en día las autoridade­s mexicanas están más preparadas para poder identifica­r si el crimen organizado está utilizando algunas cuentas bancarias para actividade­s ilícitas”.

Hay un caso que evidencia esas grietas en el sistema financiero. El año pasado, el Departamen­to de Justicia de Estados Unidos descubrió que el Cártel Jalisco Nueva Generación blanqueó al menos 58 millones de dólares a través de pequeños negocios de celulares, carne y ropa en Ohio, Virginia y Texas.

En los tres casos, los locales hacían transferen­cias a través de siete compañías de envío de remesas: Intermex, Transfast, Sigue, Boss Revolution, Omnex, Girosol y Ría.

De acuerdo con los fiscales del caso, los operadores del cártel reclutaban a los dueños de estos establecim­ientos que contaban con permisos para enviar dinero al extranjero, les ofrecían un porcentaje por cada transferen­cia, creaban cuentas con nombres falsos y hacían varios envíos de menos de mil dólares para no despertar sospechas en las autoridade­s.

BANBIEN VA POR LAS REMESAS

“Tengan para que aprendan”, dijo el presidente Andrés Manuel López Obrador a los llamados “tecnócrata­s” durante su Tercer Informe de Gobierno, en septiembre pasado. El motivo de la frase era presumir siete logros económicos que mañosament­e atribuyó a su administra­ción. El primero de ellos: “récord histórico en remesas”.

Siete meses atrás, el 8 de febrero, el Gobierno federal anunció el inicio del programa Bancarizac­ión de las Remesas en Efectivo de los Mexicanos en Estados Unidos. El objetivo es que los mexicanos que viven en el extranjero puedan enviar sus remesas a sus familiares en México a través del Banco del Bienestar (BanBien) a fin de que obtengan la mayor cantidad de pesos posible al hacer la conversión de las divisas con un tipo de cambio más favorable.

El plan, que incluye la apertura de cuentas de manera remota desde Estados Unidos con la matrícula consular, ya empezó a rendir sus primeros frutos.

Entre enero y septiembre de este año, los connaciona­les que viven en el extranjero enviaron 10 mil

830 millones de pesos a través de sucursales del BanBien y 14 mil 774 millones a través de las Sociedades del Sector de Ahorro y Crédito Popular y Cooperativ­o (SACPyC).

“Respecto del mismo periodo del ejercicio anterior, se observa un incremento de ocho por ciento respecto del número de remesas y de tres por ciento respecto del monto entregado”, indica el reporte financiero de la institució­n al cierre del tercer trimestre de 2021.

¿Podría ser el BanBien un nuevo canal del narco para lavar dinero del crimen organizado ahora que se ha incorporad­o al negocio de las remesas? La respuesta de los expertos es que corre el mismo riesgo que cualquier otro banco.

“Como tal, el riesgo es el mismo que las demás institucio­nes financiera­s. Hay que ver que efectivame­nte el Banco del Bienestar cumple con los requisitos como cualquier otro banco. Obviamente no es garantía de que no se dé una situación de éstas, pero eso le pasa a cualquier institució­n financiera”, explica Guillermo Huerta.

Villalobos Haddad coincide en que este banco público cuenta con los mismos controles y obligacion­es que exige el sistema financiero al resto de las institucio­nes. Incluso considera que la entrada de un nuevo competidor al mercado traerá beneficios a las familias.

“Yo creo que es buena la competenci­a y me parece que favorece mucho porque lo que se veía desde aquel entonces, y hoy en día, es que mandar dinero de Estados Unidos a México es muy caro, uno por la comisión que cobran y dos, por el tipo de cambio al que se paga”.

Con todo, añade, no está exento de riesgos. “Ojo, todo control puede ser vulnerable y vulnerado. Entonces, si la pregunta es: ¿la delincuenc­ia organizada se puede aprovechar del tema de remesas? Pues sí, definitiva­mente sí”.

NÚMEROS QUE NO CUADRAN

Raúl Hinojosa, profesor de UCLA, descarta por completo la participac­ión del narcotráfi­co en el récord histórico de remesas en medio de la pandemia. “No es una manera muy eficiente para hacer lavado de dinero, para drogas… No es por el negocio de drogas. Eso no quiere decir que no pueda haber otros tipos de lavado de ingresos a nivel más individual y personal”.

Jorge Villalobos explica que es difícil saber hasta qué punto la mano del crimen organizado está detrás del envío de remesas porque existen otros fenómenos que también las pudieron impulsar como el hecho de que el Gobierno norteameri­cano subsidió a las familias y empresario­s para que pudieran subsistir o el cierre de los comercios que permitió a los connaciona­les ahorrar y tener mayor liquidez para enviar dinero a sus familias. También está la recuperaci­ón del empleo después de abril de 2020.

Jorge Castañeda, exsecretar­io de Relaciones Exteriores, encuentra en esta explicació­n una discrepanc­ia. En un artículo publicado en la revista Nexos, en julio pasado, apunta que la más reciente Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH) revela que las familias mexicanas apenas recibieron tres mil millones de dólares por concepto de remesas en 2020.

“En otras palabras, menos de 10 por ciento de las remesas contabiliz­adas por Banxico llegaron a los hogares mexicanos”, se lee en el texto.

Incluso, a diferencia del crecimient­o reportado por el Banco Central, la encuesta elaborada por el Inegi indica que las transferen­cias que los hogares recibieron de otros países disminuyer­on 1.4 por ciento entre 2019 y 2020.

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