El Heraldo de Chihuahua

Querido nieto,

- Antonio Ríos Ramírez

hace unos días iniciaste tu vida en este mundo. Tu abuelita y yo andábamos de viaje y recuerdo que pensábamos que no estaríamos en la ciudad para el día de tu nacimiento.

P ero “nos esperaste”, ese día tu papá llamó como a las dos de la mañana para decirnos que ya estaban en el hospital. Estabas tan a gusto que no querías salir, se programó y para las ocho y cuarto, más o menos, asomaste la cabecita y empezaste a ver la vida. Afortunada­mente todo salió muy bien contigo y con tu mami. Por la tarde a la hora de visita, llegamos, tratamos de entrar y sólo dejaban entrar uno por uno, por precaución. A la entrada todos teníamos que traer puesto un cubrebocas y frotarnos gel desinfecta­nte en las manos, al mismo tiempo que un guardia nos tomaba la temperatur­a. De esto te quiero platicar, naciste en una época llamada la época de la pandemia. Llevábamos ya casi dos años con una terrible epidemia. A finales del año 2019 empezamos a escuchar sobre un virus que se había escapado de un lugar de China y estaba contagiand­o fuertement­e a los chinos, pensamos que estaba lejano y que se iba a terminar en unos meses. En marzo de 2020 inició el caos, empezaron los contagios en diferentes ciudades del país. No había vacunas y se veía largo el tiempo para poder adquirirla­s. De los diferentes trabajos se empezaron a cerrar las oficinas y nos mandaron a trabajar desde nuestras casas, utilizando la comunicaci­ón por videoconfe­rencia. Tuvimos que adaptar lugar, conexión y tiempos para poder resolver las situacione­s que se iban presentand­o. Permanecim­os prácticame­nte encerrados por precaución y por miedo a ser contagiado­s. Vimos cómo en diferentes partes del mundo, y en nuestro país, fallecía mucha gente por causa de los contagios, muchos de ellos amigos o familiares. Compramos medidores de oxigenació­n y temperatur­a, así diariament­e medíamos con alguno de los dedos en el dispositiv­o si estábamos dentro de lo establecid­o. Había un ambiente muy tenso, sobre todo en los primeros meses. Pensábamos que en tres o cuatro meses se terminaría o se controlarí­a. Se suspendier­on la mayoría de los vuelos y los aeropuerto­s estaban prácticame­nte solos, todas las universida­des cerraron y algunas se fueron a clases en línea. Comprábamo­s la comida por alguna aplicación móvil y la dejaban en la puerta de la casa. La recogíamos y usábamos un aerosol desinfecta­dor antes de tocar cualquier alimento. Después vino la vacuna, salieron diferentes farmacéuti­cas y conforme iban llegando se aplicaban. Hubo muchos que viajaron al extranjero para vacunarse, fueron dos dosis y todos esperábamo­s que llegara el momento para la aplicación. Mientras tanto seguíamos cuidándono­s utilizando el tapabocas y lavando las manos cada vez que salíamos a algún lado. Querido nieto, el mundo cambió, muchas actividade­s se modificaro­n. Los comportami­entos son diferentes y siempre deseábamos que fuera “como antes”, regresar “a la normalidad”. Te tocó nacer en una época diferente. Cuando leas esta carta probableme­nte para ti sea sorpresa o estarás viviendo un mundo diferente al que había cuando naciste. Probableme­nte lo más importante que sucedió fue que el humano sintió la fragilidad y surgió la necesidad de unión, de amor y de apoyo entre todos. Estoy seguro de que para cuando leas esta carta habrá más conciencia, más apoyo, menos odio y el mundo estará más unido que nunca. No sé si para entonces estaré en este mundo, pero siempre recordaré la primera vez que te tuve entre mis brazos en el hospital, te observaba y parecía que me observabas. Mi gran deseo es que formes parte de la generación que recuperará la parte humana, cuidará de nuestro planeta, pero sobre todo pensarás en los demás y actuarás para y con los demás. Querido nieto, deseo lo mejor para ti y tu generación, tu abuelo.

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