Las becas del club Rotario Chihuahua
Toca hoy hablar de un fondo privado que fue líder y ejemplo de otros y se extendió por 50 años de solidaridad
Nos toca ahora hablar del programa de becas del Club Rotario, un fondo privado que fue líder y ejemplo de otros similares, que se extendió por cincuenta años y que dejó gratos resultados en las comunidades académica y profesional chihuahuenses. A cargo del programa estuvieron Philip Baber, Elías Saad Salomón, Jorge Ayub, Carlos Stege Salazar, Antonio Máynez y Arturo Lizardi, entre otros empresarios chihuahuenses.
Eran los años 30, década en que Chihuahua aún no lograba tomar el ritmo económico que desarrolló más adelante. No había provisión de agua potable, excepto en el centro histórico y, para colmo el Chuvíscar, en los veranos lluviosos, ahogaba niños e incautos. Por esos años de 1932-33, la Cámara de Propietarios acordaba con el General Rodrigo Quevedo, las cuotas de financiamiento para pavimentar el primer cuadro. La ausencia de electricidad y de refrigeradores domésticos, provocaban las más diversas enfermedades gástricas letales.
Los socios rotarios se dedicaban a un programa muy amplio para financiar servicios básicos, especialmente para niños y jóvenes. En el ámbito de la educación y el sustento, procuraron el fondo de becas para estudiantes de origen humilde.
BABER, EMPRESARIO Y CÓNSUL
Philip Baber, vicecónsul de Inglaterra en Chihuahua, fue el fundador del fondo Rotario de becas. También fue socio fundador del club, compuesto en un 50 % por extranjeros o hijos de extranjeros inmigrantes en Chihuahua. Los apellidos Baber, Booth, Byrns, Eaton, Elmendorf, Krakauer, Moye, Myers, Ott, Picard, Russek, Sawhill, de Stéfano y Stege, dieron vida a este club, hoy casi centenario.
Baber se dedicó a los ramos de fianzas y seguros, de contabilidad y representaciones, según leemos en su publicidad, y presidió el Rotario entre 1931 y 32. Además, el 26 de marzo de 1938, en el Diario Oficial de la Federación, de la Secretaría de Gobernación, leemos que la Secretaría de Relaciones Exteriores, le otorgó una autorización provisional para ejercer el puesto de vicecónsul de la Gran Bretaña, de manera interina, debido a que había muerto Thomas Dale, el vicecónsul anterior, de recuerdo inolvidable por haber cedido tierras para la fundación de la colonia que lleva su apellido y por ser benefactor del Sanatorio Palmore.
Baber, además, fue un entusiasta promotor de la alta cultura en Chihuahua. Hacia 1947, con la inauguración del CineTeatro Colonial (hoy llamado Teatro de la Ciudad), apoyó la formación de la Asociación Conciertos de la Comunidad de Chihuahua, cuyo objetivo fue traer a la ciudad espectáculos artísticos de clase mundial, complementarios a los que ya existían localmente, mediante la venta de carnets para socios. Baber fue director de la asociación, no obstante, la muerte lo sorprendió apenas un año después de emprender este proyecto.
Elías Saad Salomón llegó a Veracruz en 1921, procedente de Duma, Líbano, motivado por las complicadas condiciones en que dejó a ese país la Primera Guerra Mundial. Buscando ir a Estados Unidos, en primera instancia, decidió quedarse en
Chihuahua y emprender un negocio propio, La Ninfa, S. A., que le permitió encausar proyectos solidarios.
En los años 50 del siglo pasado, el fondo de becas del Rotario fue administrado rentablemente por Elías Saad Salomón y Jorge Ayub. En el archivo personal de Elías Saad Ayub, existe un documento en el que aparecen las fotografías de su padre junto a 17 becarios de distintos sexos y edades. El pie de foto, no obstante, dice: 32 becarios con costo de 2 mil 500 mensuales, de aquellos años. Por fuera de ese esfuerzo colectivo, Elías Saad donó, zapatos, ropa y útiles escolares a un sinnúmero de estudiantes necesitados, especialmente de la Escuela Agustín Melgar.
LOS MUCHOS BENEFICIARIOS Y... SUS ESPECIALIDADES
Alternativamente a los 10 años en que Elías Saad Salomón estuvo al frente del fondo de becas, Carlos Stege y Antonio Máynez se hicieron cargo de tan importante actividad. Las becas eran completas en su mayoría, y no discriminaban entre educación básica o superior; ya fuese privada o pública; y se llevara a cabo en Chihuahua, en México o en el extranjero.
Algunos becarios recordados por el señor Mario Gómez Camacho, en su Historia Gráfica y Narrativa del Club Rotario, son: Alfredo Delgado Norte, estudiante en la Universidad del Noroeste en Evanston, Illinois, a donde acudió a perfeccionar su conocimiento en refrigeración. Octavio Robles Villa, viajó a la Universidad del Sureste de Arizona para especializarse en concreto. Y asimismo, Francisco Javier Prieto Muñoz, se trasladó a Londres a fin de ampliar sus conocimientos en la disciplina del Desarrollo Urbano.
La historia del Club consigna que algunos becarios regresaron el monto ejercido, una vez concluidos sus estudios: era lo deseado desde el principio para mantener la revolvencia. Muy pronto, esta dinámica de reponer la beca, se fue haciendo poco frecuente hasta que desapareció. Arturo Lizardi, comenta que los últimos becarios de este fondo cincuentenario, hacia los años 80, estudiaron en el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey, campus Chihuahua.
El pasado mes de septiembre, Jorge Cruz Russek, Elías Saad Salomón y Enrique Terrazas Torres participaron en un Conversatorio en la Rectoría de la UACH, con el fin de analizar el rumbo de los programas de becas. Hoy día, falta una mayor definición en las carreras meta y una mayor coordinación entre los organismos promotores. También, falta que los miembros de las familias becarias, coparticipen en la construcción de un futuro mejor.