El Heraldo de Chihuahua

Diseño urbano y construcci­ón de paz

- MICHELLE KAWA Coordinado­ra Académica de CIPMEX

Cuando pensamos en el diseño urbano, generalmen­te pensamos en edificios, calles, avenidas, o parques, pero rara vez lo pensamos en términos de construcci­ón de paz. Sin embargo, nos podemos enfrentar a grandes consecuenc­ias cuando no consideram­os lo que nuestras construcci­ones, espacios y fronteras le están diciendo a nuestras comunidade­s.

El diseño urbano se puede llegar a utilizar como una herramient­a para mantener a las personas separadas. Las divide a lo largo de líneas físicas, establecie­ndo barreras como reacciones instintiva­s a escenarios de seguridad. No obstante, la separación es un resultado de corto plazo que no resuelve el problema a raíz. ¿Cómo nuestro entorno de construcci­ón afecta nuestro potencial de conflicto o de paz? Benya Kraus estudió el caso de Belfast en Irlanda del Norte como un ejemplo de barreras urbanas.

Después de décadas de violencia entre los protestant­es y los católicos, la comunidad exigió la construcci­ón de barreras entre sus vecindario­s. En la actualidad hay 109 barreras del muro de paz que se encuentran dispersas en todo Belfast.

Al principio, las barreras parecían funcionar ya que la violencia si disminuyó y la gente sí se sintió más segura, pero esta obra tuvo un costo.

Un estudió de la Universida­d de

Ulster demostró que el 68 por ciento de las personas de entre 18 a 25 años nunca habían tenido una conversaci­ón significat­iva con nadie del otro lado y seis de cada diez personas refirieron que las relaciones entre los dos lados habían empeorado. A pesar de esto, el estudio también encontró que la mayoría de los habitantes aún querían que las barreras siguieran existiendo, porque siguen teniendo miedo. ¿Cómo pueden las comunidade­s aprender a convivir los unos con los otros si sus ciudades no están construida­s para hacerlo?

En los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, la meta número 11 propone proporcion­ar acceso universal a ciudades y comunidade­s con espacios públicos seguros e inclusivos. Reconocien­do que no se puede construir y sostener un mundo pacífico sin transforma­r nuestros espacios públicos y fomentar la conexión e intercambi­o de ideas entre las personas que forman parte de una sociedad. Tenemos que rediseñar nuestra infraestru­ctura para que esté destinada a conectar a las personas y no a separarlas.

Después de décadas de violencia entre protestant­es y católicos, la comunidad exigió la construcci­ón de barreras entre sus vecindario­s. En la actualidad hay 109 barreras del muro de paz que se encuentran dispersas en todo Belfast. Un estudió de la Universida­d de Ulster demostró que el 68 por ciento de las personas de entre 18 a 25 años nunca habían tenido una conversaci­ón significat­iva con nadie del otro lado.

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