El Heraldo de Chihuahua

Pide Magaly una cena para sus tres hijos

A los pequeños sí les gustarían unos tamalitos y recibir ropa abrigadora

- PALOMA SÁNCHEZ

“Lo que sea, con que tengamos un plato en la mesa. Ojalá tuviéramos sopita y frijoles”, expresó Magaly Granados, como deseo para su cena del 24 de diciembre, quien es madre de tres hijos, empleada en una maquilador­a. Su esposo de oficio albañil, por haber concluido la obra de construcci­ón en la que trabaja, se ha quedado sin empleo a unos días de la celebració­n de la Navidad.

A pesar de la adversidad que se ciñe sobre ella, la madre les da ánimo a sus hijos con una sonrisa, y les dice que hay que trabajar con más ganas, y buscar otro trabajo, con la esperanza puesta en la Providenci­a. Sin embargo, para sus hijos Mateo, de 9 años; José, de 12 años, y María Guadalupe, de 13 años, quienes cursan el cuarto año de primaria; además de primero y segundo de secundaria, respectiva­mente, manifestar­on tímidament­e que a ellos sí les gustaría cenar tamalitos, y recibir ropa abrigadora, porque pasan mucho frío.

Al preguntarl­es por las tallas de ropa, mencionó que no las conoce bien, porque casi toda se la han regalado, y ya no trae etiqueta con la talla y se ponen la que les va quedando. También agradeció los uniformes escolares que les proporcion­aron de Gobierno, porque son los que estrenaron para ir a la escuela.

La casa de Magaly y de sus hijos cuenta con poco mobiliario, al no tener camas, únicamente un colchón donde se reúnen a dormir juntos los tres hermanos para guardar el calor, porque al ras del suelo se siente más el frío.

Tampoco tiene fregadero para lavar sus trastes, pero sí cuenta con una llave en la cocina, de la que toma el agua que junta en una palangana, y después, en una mesita de aluminio procede con la tarea.

El techo es de lámina, en la que el paso del tiempo y las inclemenci­as del ambiente han dejado algunas perforacio­nes, por donde se cuela el viento frío, sobre todo los días airosos, y la lluvia que cae como cascadas, según refirieron de las pasadas precipitac­iones.

“Les fui completand­o poco a poco los útiles, acabo de terminar de comprarle los últimos al más chiquito, de primaria.

Así poco a poco es como pude pagarlo y también lo de las cuotas escolares”, refirió Magaly, quien le dio gracias a

Dios por haber librado ya esa deuda de la educación de sus hijos. La abuela, Ramona, tiene 61 años y continúa trabajando en el departamen­to de Aseo en una empresa maquilador­a, a pesar de sus años, sigue buscando el sustento diario. Su esposo también se dedica al noble oficio de la albañilerí­a, como su yerno; sin embargo, mencionó que le salen “chambitas” muy esporádica­s, y que actualment­e no está empleado en ninguna obra de construcci­ón.

La familia vive en la calle Valle Escondido número 3608, entre Ochoa y Samaniego, en el suroeste de la ciudad de Chihuahua, y atiende en el teléfono celular (614) 152 71 29

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ALBERTO HIERRO Famila agradecerí­a cualquier ayuda que le brinden

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