Un gobierno comprometido con los trabajadores
Todo un fracaso en materia política,
económica y social, manifiesto en procesos electorales repletos de vicios, con empresas y negocios cada día más vulnerables y con millones nuevos pobres extremos, como los ideólogos de los propios gobiernos terminaron de reconocerlo, a través de los organismos evaluadores que ellos mismos diseñaron a modo, como es el caso del Coneval.
En realidad nunca estuvo en su agenda mejorar los salarios que en esos años se mantuvieron prácticamente estancados. La cifras no mienten: el cálculo oficial de la Conasami, publicado en su sitio oficial, nos indica que el salario real, medido ahora en pesos reales, prácticamente se mantuvo con el mismo poder adquisitivo en esos 18 años que conocieron dos gobiernos panistas y el último gobierno del PRI.
Tal indiferencia ante el dolor y el sufrimiento que continuó causando la depresión salarial en las familias trabajadoras, no tiene justificación alguna, porque tan sólo en tres años el gobierno de la 4T ha demostrado que el país, su economía y sus comunidades de negocios no sólo eran capaces de iniciar un ciclo de recuperación salarial, también lo requerían, para ampliar su mercado interno.
Los hechos hablan por sí mismos. De 1982 al 2000 el salario se comprimió a la quinta parte de lo que había sido en diciembre de 1981; luego del 2000 a diciembre del 2018 los gobiernos neoliberales con una indolencia inexplicable lo mantuvieron en fondo del pozo; pero justo ahora el gobierno de AMLO en sólo tres años (2018-2021) lo aumentó en 52.2 por ciento, para sumar, al menos otro 15 por ciento real a lo largo del 2022, una vez que se haya descontado la inflación, esperada entre 7 y 8 por ciento.
Así tenemos que en sólo cuatro años se pagará a los millones de trabajadores y trabajadoras un salario mínimo real, 67 por ciento más elevado del que prevaleció en los 36 años del mal gobierno neoliberal.
Finalmente, sólo queda recordar que sí se puede gobernar para los más pobres de nuestro México.