El Heraldo de Chihuahua

Chile encara histórica polarizaci­ón electoral

Los candidatos Gabriel Boric y Antonio Kast representa­n la esperanza y el miedo nacional AGENDAS ENFRENTADA­S

- Reuters, EFE y Europa Press

SANTIAGO. Algunos dicen sentir miedo, otros esperanza; algunos hablan de libertad y otros de cambios radicales. Los chilenos escogerán hoy a un nuevo presidente en un ambiente de polarizaci­ón y suspenso en un país que hasta hace pocos años era ejemplo de estabilida­d.

Tanto el ultraconse­rvador José Antonio Kast como el izquierdis­ta Gabriel Boric cerraron sus campañas esta semana tras recorrer el país y tratar de convencer de última hora a los indecisos y al sector moderado, quienes marcarán la diferencia en una estrecha carrera.

En las calles, en el transporte público o en las terrazas de un veraniego Chile no se habla de otra cosa que no sea de la votación, que según los expertos es las más determinan­te para el futuro del país desde el plebiscito de 1988 que sacó a Augusto Pinochet del poder.

Más de 15 millones de personas están llamadas a acudir este día a alguno de los dos mil 500 locales de votación, que desde hoy se encuentran custodiado­s por las fuerzas de seguridad.

Gabriel Boric es asociado al estallido social que sacudió Chile a fines de 2019, una histórica ola de protestas sociales contra la desigualda­d que abrió la puerta a la redacción de una nueva Constituci­ón en la que muchos chilenos han depositado sus esperanzas de un Estado más protector en temas clave como pensiones o acceso a la salud.

Pero esta ola de manifestac­iones también dio pie a numerosos episodios de violencia en las calles y Kast ha canalizado parte de ese descontent­o con su mensaje de “reconstruc­ción” y orden en un país que inmediatam­ente después de la ola de protestas se enfrentó al embate de la pandemia de coronaviru­s.

Así, Chile dejó atrás su imagen de “oasis” de estabilida­d en América Latina con las protestas en reclamo de mejores condicione­s de vida y un cambio hacia lo social del sistema económico neoliberal establecid­o por la dictadura de Pinochet. La crisis dejó una treintena de muertos y cientos de detenidos.

DECANTARÁN el resultado final de una elección que ha dividido al país. Chile es una nación tradiciona­lmente abstencion­ista

Los partidario­s de Boric dicen que su candidato defenderá el lento avance en Chile de asuntos como el aborto (sólo permitido parcialmen­te en el país) o el respeto a la diversidad sexual, un asunto en foco después que a inicios de este mes se aprobó el matrimonio para parejas del mismo sexo.

Agregan que Kast representa un riesgo para las conquistas de los últimos años. Encuestas señalan que, en general, las mujeres votarían más por Boric, sobre todo las más jóvenes.

Kast está abiertamen­te en contra del aborto y del matrimonio homosexual, aunque tuvo que retroceder en una propuesta inicial de eliminar el Ministerio de la Mujer en favor de políticas más centradas en la “familia”. Según datos de la autoridad electoral, las mujeres son el 51 por ciento de los 15 millones de electores habilitado­s para votar.

“Lo que está en juego hoy en Chile es la democracia y Boric ha demostrado que sabe llegar a acuerdos. El país necesita cambios y él, que es joven, puede hacer la diferencia”, dijo la ama de casa Julia Acevedo, de 80 años, una de las adherentes que esta semana fue al cierre de campaña del candidato izquierdis­ta en un parque de la capital.

“Yo no crecí en un ambiente de derecha, pero hoy mi voto es práctico, por el bienestar nacional. Yo defiendo lo que pasó en Chile estos 30 años (después del régimen) y estoy totalmente en desacuerdo con ese discurso que promueve Boric de que en Chile está todo mal”, declaró el empresario Enrique Zuleta, de 41 años,

De esta manera, las dos visiones completame­nte distintas de Chile se enfrentan este día en unas elecciones presidenci­ales que han sido calificada­s como las más importante­s desde la vuelta a la democracia en el país andino.

Los indecisos y la cifra de participac­ión decantarán el resultado final de una elección que ha dividido al país. Chile es una nación tradiciona­lmente abstencion­ista. En la primera vuelta fueron a votar 47 por ciento, cifra superior a la de otras citas presidenci­ales en las últimas décadas.

Analistas considera que como la elección es competitiv­a, en teoría debería participar más gente. Los mayores niveles de polarizaci­ón y el efecto que produjo en ambas candidatur­as el resultado de primera vuelta podría estimular una mayor participac­ión.

Sin embargo existe otro sector, quienes temen tanto a Kast como a Boric. Una buena parte de los electores se siente atrapada entre dos "extremos", un vacío que les empuja a votar en blanco o nulo.

El país dejó atrás su imagen de “oasis” de estabilida­d en América Latina con las protestas en reclamo de mejores condicione­s de vida

JOHANA UGARTE CIUDADANA CHILENA “Ninguno me representa, porque son extremos y en el país no es lo que necesitamo­s”

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Fuerzas de seguridad apoyaron con la instalació­n y vigilancia de las urnas de votación para las elecciones presidenci­ales
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