¿Entendemos el concepto?
¿Estamos preparados para enfrentarla como ganadores y no como víctimas? Este es un tema que urge que todas las personas lo tengamos en la cabeza porque marca el rumbo que está tomando el mundo con la digitalización de todo, con el internet de las cosas y con la robótica en general. Las formas de trabajar están cambiando y los puestos se reducen por los nuevos sistemas y la mano de obra robotizada. En la revolución industrial, los obreros creían que destruyendo las máquinas de vapor iban a contrarrestar los efectos laborales que estaban teniendo y pues estaban muy equivocados.
No dejemos que nuestras autoridades pierdan la altura de miras y cedan a presiones de pequeños grupos “políticamente poderosos” que al final nos afectarán a todos
por diversas razones; sin embargo, el momento de la historia en Chihuahua es una motivación más grande que aquello que puedan pensar quienes, detractores, sientan innecesarias estas líneas.
Ahora no nos puede pasar lo mismo, o nos subimos a la sistematización o sufriremos las consecuencias. Es difícil que toda una sociedad tenga conocimiento o al menos esté de acuerdo en un rumbo que se debe tomar ya sea por la desinformación o simplemente por la falta de altura de miras. Es por esto que existen los líderes y dirigentes que deberían guiar a todos por un rumbo estratégico para seguir mejorando la calidad de vida y el desarrollo de la comunidad.
El problema más grande radica en el hecho de que muchas veces nuestros líderes se involucran tanto en los problemas locales, que pierden de vista el rumbo a donde debemos ir, que tiene base en la evolución del mundo económico. O peor aún, cuando ceden a presiones locales de gremios que quieren permanecer en el status quo y no tienen la intención de evolucionar o crecer. El ejemplo más claro de esto es Uber. Una empresa que llegó a evolucionar el sistema de transporte tipo taxi. La empresa causó una gran controversia al grado que las autoridades prohibieron que Uber pudiera subir pasajeros en puntos como el aeropuerto, entre otros. Uber se creó en 2008 y todavía no es día en que los gremios de taxistas se pongan de acuerdo sobre cómo van a evolucionar para poder ofrecer un servicio de la calidad de Uber. Peor aún, siguen intentando ponerles trabas y arreglos con autoridades para incomodarlos. Esto es exactamente lo mismo que tratar de destruir las máquinas de vapor.
Esa evolución, como el ejemplo del gremio de los taxistas, que lleva más de 13 años de retraso, se traslada a todos los ámbitos sociales, económicos, etc. Y si no logramos que, al menos, los estudiantes sepan cómo innovar, vender, sistematizar, etc., entonces nos convertiremos en las víctimas de esta revolución, cuando tenemos la oportunidad de capitalizar esta evolución.
No permitamos retrocesos o frenos al cambio en procesos educativos, constructivos, mercadológicos, etc., por meras presiones de gremios que no supieron cómo evolucionar al nuevo orden económico mundial. No dejemos que nuestras autoridades pierdan la altura de miras y cedan a presiones de pequeños grupos “políticamente poderosos” que al final nos afectarán a todos.
Nuestras universidades tienen que evolucionar el sistema educativo, los métodos de enseñanza y sobre todo las materias que se imparten. No hay tiempo que perder, porque ya vamos tarde.
Hacer carrera judicial no es una tarea sencilla, empezar desde los escritorios como escribiente, pasar a las calles a notificar acuerdos, resoluciones e incidentes, es un trabajo muy demandante, que requiere mesura, capacidad de diálogo y tranquilidad; porque ir notificar una demanda a quien tal vez no la esperaba, pueden recibirse un sinnúmero de expresiones por parte del ciudadano que ve afectados sus derechos, y es ahí donde se va forjando el carácter de quienes, desde abajo, han construido una carrera dentro del Poder Judicial del Estado.
Ese es el origen de quien encabeza hoy el Poder Judicial, una mujer que en su paso por la Universidad dejó huella como una estudiante destacada; titulada por promedio de excelencia, hecho que no era fácil en el plan anual de estudios de la Facultad de Derecho de la UACh.
Mujer de carácter y decisión, quien como juzgadora, primero provisional y después definitiva, fue haciendo los méritos académicos y judiciales necesarios para que, con una preparación adecuada, le permitieran avanzar hasta llegar a ser magistrada del Poder Judicial del Estado.
¿Cuál fue el mérito para ser magistrada? El tesón y el esfuerzo diario; así como la aspiración legítima de trascender, como mujer, en un ambiente que es difícil, pero que con inteligencia fue sorteando nuestra hoy presidenta del Tribunal Superior de Justicia.
Aún recuerdo aquellos días de estudio, de repaso diario, donde el debate de un tema debía tener un sustento en el Código Civil o en un autor de los vistos en clase; más aún, cuando sabía que le asistía la razón, con una sonrisa definía lo que debíamos estudiar en ese momento.
Hoy, en donde algunas voces sin el conocimiento
Ese es el origen de quien encabeza hoy el Poder Judicial, una mujer que en su paso por la Universidad dejó huella como una estudiante destacada
de una trayectoria de vida, de esfuerzo y responsabilidad, pretenden lastimar la integridad de quien encabeza los destinos del Poder Judicial, me parece lamentable; haberse sentido perseguida, por hechos notorios de un gobernador que pretendió hacer de la justicia un instrumento de eliminación de quienes pensaban distinto, no da justificación a aquellos que sólo quieren ver como virtud el lugar de nacimiento de una persona.
El servicio público presenta este tipo de actitudes de parte de algunos, quienes han visto afectados sus intereses o bien no están satisfechos con el hecho histórico que hoy vivimos; sin embargo, quienes hemos tenidos la oportunidad de ver de cerca el trabajo de esmero por construir una carrera judicial, sin señalamientos y con una actitud de servicio, debemos expresarlo; como respaldo y confianza a quien hoy es la presidenta del Tribunal Superior de Justicia del Estado.
¿Qué interés tengo en hablar bien de Myriam Hernández? Sólo el interés de un amigo, de alguien que vio con sus propios ojos el esfuerzo que ha realizado para estar donde está hoy; el interés de quien la conoció cuando estudiamos la carrera de Licenciatura en Derecho y que vivió las múltiples conversaciones sobre el futuro, que parecían sueños y que hoy son realidades.