Cierra un año lleno de logros
Inició el 2021 presentando su cinta CODA en Sundance, la cual ganó el Gran Premio del Jurado
Eugenio Derbez considera que hacer reír a un buen comediante es como querer impresionar a un médico saliendo de su consulta, pues ambos están tan habituados a su trabajo que pierden la capacidad de asombro.
“Mis hijos, mis compañeros y todos los que me enseñan algo (que ellos consideran chistoso) se burlan, porque lo veo y les digo que está increíble, pero me dicen que no me río. Vivo de hacer comedia, todos los días la hago y la analizo, si me muestran algo gracioso, lo veo pero ya no suelto la carcajada”, platica en entrevista.
El comediante cierra un año lleno de logros: arrancó el 2021 presentando su cinta CODA en Sundance, la cual ganó el Gran Premio del Jurado, además de los Premios del Público y a la Dirección, y el Premio Especial del Jurado al Elenco.
En mayo celebró el estreno de la segunda temporada de su reality De viaje con los Derbez, en julio recibió su primer Emmy Internacional por su concurso de comedia LOL: Last One Laughing (que estrenó su tercera temporada el pasado 10 de diciembre) y en octubre estrenó Acapulco, la primera serie bilingüe de Apple TV+, la cual se convirtió en la más vista de la plataforma en México.
En sus casi 30 años de carrera ha logrado posicionarse como uno de los comediantes mexicanos más destacados, al dar vida a programas propios (como Derbez en cuando y La familia P. Luche), e incursionar en Hollywood al lado de grandes estrellas como Anna Farris (Hombre al agua), la ganadora del Oscar Marlee Matlin (CODA) y Adam Sandler (Jack y Jill).
Además, en 2016 recibió su propia estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood, y en 2013 dirigió un episodio de Saturday Night Live, así como la cinta No se aceptan devoluciones, su ópera prima en cine, que fue galardonada con tres Diosas de Plata, y se colocó con la más vista en México en ese año.
Con ese currículum se podría pensar que es imposible despertar una sonrisa en el rostro de Eugenio, confesó que todavía encuentra divertidas las cosas más simples de la vida.
“Cuando me dicen que no puedo reír, eso sí no puedo. Cuando estás en un velorio, un hospital, o cuando estaba en la escuela, me reía solito”, finalizó.
“Hoy estamos acostumbrados a consumir comedia en 15 o 20 segundos, si no, la gente se aburre. Antes podías ver un chiste de 10 minutos, que se planteaba y al final venía el remate, pero ahora se sienten lentos”