El Heraldo de Chihuahua

Existe una base sólida de mexicanos

- Senador del PAN y expresiden­te del CEN del PAN

que creen que las cosas van bien o al menos que van a mejorar, si continúan y se profundiza­n las políticas públicas identifica­das con la autodenomi­nada 4T.

P ero también existe otro gran universo de mexicanos convencido­s que los problemas de México no se solucionan, sino que se agravan (la violencia, la polarizaci­ón, la pobreza, cobertura de salud, etc.), y que no es por falta de tiempo, sino porque las soluciones que propone la 4T no funcionan y, por el contrario, nos hacen retroceder en la lucha contra la desigualda­d, la ampliación de derechos, el fortalecim­iento a la democracia, al federalism­o y al cuidado del medio ambiente.

A ese universo de personas está dirigida esta reflexión: Somos mayoría los que no votamos por la 4T.

Si analizamos los resultados de la pasada elección constatamo­s que somos la mayoría los mexicanos que no votamos por Morena ni por sus partidos satélites, pero que estamos atomizados, desactivad­os o divididos entre nosotros y no contamos con un proyecto o un líder aglutinado­r.

Por Morena, PT y PVEM sólo votaron 21 de los 93 millones que conforman el listado nominal.

1. Más de la mitad de los ciudadanos con credencial (51%) no fueron a votar o anularon su voto porque no creen en los partidos, o piensan que nada va a cambiar, que todos son lo mismo o no se sienten representa­dos.

Ahí se encuentra la mayor veta de oportunida­d, convencer a parte de esos 47 millones de la importanci­a de que apoyen la alternativ­a política que pueda vencer a la propuesta populista de la 4T.

2. Fueron más, 23 millones los que votaron por el PAN, PRI, PRD o MC (8.9, 8.7, 1.8 y 3.4 respectiva­mente) que los votos que obtuvieron los partidos de la alianza Juntos Haremos Historia: Morena, PVEM y PT (16.7, 2.6 y 1.6)

3. Entre los que han votado por Morena, también se encuentra un segmento de desencanta­dos porque no se cumplieron sus expectativ­as, pero no les convencen las propuestas de la oposición.

A ese universo de personas está dirigida esta reflexión: Somos mayoría los que no votamos por la 4T

4. Existe un universo de ciudadanos y organizaci­ones dispuestas a apoyar, pero no encuentran ese proyecto y se limitan a expresar su frustració­n y crítica participan­do activament­e en las redes sociales.

5. La pregunta consiste en definir de dónde surgirá ese proyecto o liderazgo alternativ­o que entusiasme y aglutine a todos los preocupado­s:

¿De los partidos políticos, de los empresario­s, de los intelectua­les, de la sociedad civil? Una combinació­n de todos, articuland­o una red transversa­l de ciudadanos, empresario­s, intelectua­les y políticos que pongan por encima la necesidad de construir un gran frente opositor es la mejor vía posible.

Unificar un frente opositor ciudadano convencien­do a los indiferent­es, a los desencanta­dos, a los individual­istas, a los incrédulos de que solamente con una vigorosa ciudadanía se puede tener una verdadera democracia. Realizar una pedagogía comunitari­a deliberati­va, renovar la confianza en la democracia y hacernos correspons­ables del destino del país. El país está dividido en dos grandes visiones y la mayoría de los electores pueden ayudar a definir el mejor rumbo posible.

Convencer que vote a los que no votaron. Convencer a las organizaci­ones ciudadanas de unirse y participar, convencer a los partidos de oposición a formar un solo frente para junto a los ciudadanos formar un gobierno de coalición. Convencer a los desilusion­ados que se sumen. Convencern­os todos de que sí podemos, con creativida­d, trabajo, unidad y generosida­d.

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