La cuarta ola de Covid-19
ha registrado récord en contagios debido a la variante Ómicron, sin embargo el semáforo de riesgo epidemiológico de riesgo varió poco la semana pasada, por lo que sólo una tercera parte de las entidades estarán en alto riesgo de contagio.
El único estado que pasó a rojo fue Aguascalientes, mientras nueve estarán en naranja, incluido Chihuahua. Otros diez tendrán el color amarillo y 12 continuarán en verde. La Ciudad de México al fin de verde se pinta de amarillo, aunque la jefa de gobierno declaró que continuarían con las mismas actividades y sólo hizo las recomendaciones usuales para evitar los contagios que han aumentado significativamente en esta urbe.
Al cierre de la semana pasada se registraron tres cifras mayores a 49 mil contagios diarios, más del doble de la mayor de la tercera ola. En pocas semanas los contagios se han generalizado en todo el país, pero eso no se refleja en el semáforo epidemiológico nacional.
Al parecer existe cierto acuerdo tácito entre los gobiernos estatales y el federal de no recurrir a los confinamientos usuales para evitar cancelar las actividades y continuar con la recuperación económica.
Por ello se permiten incluso aglomeraciones públicas, como un concierto reciente en León, Guanajuato, durante su feria anual en el cual se reunieron más de 17 mil personas.
Los centros turísticos y los aeropuertos continúan sin mayores restricciones para los turistas, sobre todo los extranjeros. Por eso no extraña que estados como Quintana Roo se encuentren en naranja, aunque tal vez en realidad deberían estar en rojo.
La pandemia continúa de todas formas causando estragos a la economía mundial debido a que se suspende un buen número de actividades debido a los contagios, como los vuelos. Las cadenas de suministro continúan afectadas, por lo que el desabasto de mercancías produce una escasez de productos que alimenta aún más la inflación.
Aunque los efectos de la Ómicron supuestamente son más leves que sus antecesoras, esta variante no deja de perjudicar a la población, pues es más contagiosa aun en personas vacunadas.
A dos años de iniciada la pandemia no deja de llamar la atención los grupos que protestan en varios países en contra de la vacuna y demandan mayores libertades, cuando es evidente que contagiar a otros no es precisamente una facultad que tenemos sino una obligación el tratar de evitarlo.
De poco o nada les sirve a estos grupos extremistas conocer que sean precisamente los no vacunados los que más se contagian con la nueva variante y los que tienen mayores efectos adversos.
En México al menos se sigue apostando por la vacunación, la que aún sólo ha sido aplicada a dos terceras partes de la población. Continúa el debate sobre vacunar a los menores mientras en otros países, como el vecino, ya lo están haciendo en forma masiva.
La baja de contagios que hubo a fines del año pasado creó una falsa expectativa de que la Covid-19 iba de salida, por lo que muchos bajaron la guardia y no cumplieron con las medidas mínimas de prevención, además de que hubo bastantes reuniones sociales por la temporada de festejos.
Ahora en la dura cuesta de inicio de año es necesario replantearnos si debemos continuar tratando de evitar los contagios o liberar más nuestras relaciones sociales. La salud es prioritaria, pero también lo son las actividades económicas, por lo que no queda más que intentar un equilibrio entre ambas para poder superar a esta persistente pandemia.