El 9 de julio de 2014 en Houston,
Texas, Ronald, un hombre corpulento, llegó a casa de su excuñada Katie. En ese momento sólo se encontraban sus hijos, Cassidy de 15 años, Bryan de 13, Emily 9, Becca 7 y Zach de 4. Cassidy, en su papel de hermana mayor, abrió la puerta.
El hombre preguntó por sus padres, al principio no lo reconoció, pero cuando dijo su nombre, recordó que era el exmarido agresivo de su tía Melanie. Cuando quiso reaccionar fue demasiado tarde, Ronald ya había empujado la puerta, sacando al mismo tiempo un arma de fuego, preguntó de manera tranquila si sabía dónde se encontraba su expareja, al no haber respuesta, ordenó a los niños acostarse uno tras otro sobre el suelo. Un rato después, llegó Katie acompañada de su esposo Stephen, a quienes les preguntó lo mismo, según él deseaba recuperar a sus hijos. Al tener antecedentes de las agresiones hacia su hermana durante el matrimonio, Katie dijo desconocer dónde se encontraba, esto molestó a Ronald, ordenando que también se tiraran al piso, mientras amenazaba con la pistola. Katie presagiando lo peor saltó sobre él para luchar, pero Ronald disparó sin piedad, luego, ya totalmente desquiciado, baleó a Stephen, después a Cassidy y continuó acribillando al resto de la familia. En cuanto Ronald se retiró, Cassidy se levantó temerosa, había fingido estar muerta, milagrosamente la bala sólo había rozado su cabeza. Inmediatamente telefoneó a emergencias, gracias a esto evitó una tragedia mayor, pues Ronald fue capturado justo antes de llegar a la casa de sus exsuegros.
Cassidy fue la única sobreviviente, posteriormente durante el sepelio de su familia, tuvo fortaleza para hablar frente a cientos de personas que fueron a despedirlos, “Sé que mamá, papá, Brian, Emily, Becca y Zach están en un lugar mucho mejor”. Añadiendo una frase de Albus Dumbledore, personaje de Harry Potter, “La felicidad puede ser encontrada aún en la hora más oscura, sólo debemos recordar encender la luz”.
Este penoso acontecimiento conmueve
Cassidy fue la única sobreviviente, posteriormente durante el sepelio de su familia, tuvo fortaleza para hablar frente a cientos de personas que fueron a despedirlos
y entristece, muestra de manera espeluznante, el grado de crueldad al que puede llegar un adulto, incapaz de controlar su mente e impulsos. Y, por otro lado, enseña cómo una jovencita mostró autocontrol en una situación tan dramática.
El 11 de octubre de 2019 Ronald Haskell fue condenado a la pena de muerte. Después de escuchar el veredicto, Cassidy, de 20 años, se levantó valientemente y a sólo unos metros de distancia le habló al asesino de su familia, “El jurado decidió que vas a morir con una inyección letal, y yo respeto esa decisión, ¿si creo que el castigo corresponde al crimen? No. Deseo que cuando mueras, tengas el castigo que mereces por parte de Dios. ¿Te arrepentirás algún día? No lo sé, pero ya no me importa. Voy a continuar mi vida con alegría, saldré adelante, me olvidaré de ti. Dios estará ahí cuando lo necesites y ese momento te llegará rápido, lo quieras o no”.
La vida de Cassidy dio un giro de 180 grados, pero ha demostrado una extraordinaria fortaleza mental y espiritual, pues en medio de la tragedia recordó muy pronto encender esa luz, la cual ha ido iluminando su alma, vida y camino, mientras Ronald, ante un conflicto de pareja, también pudo prender esa luz, pero no lo hizo, prefirió mantener su vida en la oscuridad total. ¿Cuántos hay como él? Lamentablemente muchos.