Exhorta el arzobispo a comunicar el Evangelio
“La palabra de Dios siempre es incómoda, rompe con nuestra propia seguridad porque es palabra de amor, por eso es exigente, nos critica, nos juzga, nos pide más y nos obliga a reconocer nuestros pecados”, aseveró don Constancio Miranda Weckmann, al presidir la sagrada eucaristía en el IV Domingo del tiempo ordinario.
El jerarca de la Iglesia Católica exhortó a los feligreses a creer en Jesús, que es la vida y revela el amor del Padre, a creer en su palabra venga de donde venga, para que cada católico se convierta en un profeta para los demás a fin de ayudarlos a abrirse a la palabra de Dios con un amor comprensivo, servicial, un amor que no es presumido, un amor que no se envanece, que no se irrita, se disculpa sin límites, cree, espera y soporta sin límites.
Se reflexionó sobre cómo los nazarenos que vieron de cerca a Jesús no creyeron en él cuando se manifestó como el profeta
Este domingo ordinario se reflexionó sobre cómo los nazarenos que vieron de cerca a Jesús no creyeron en él cuando se manifestó como el profeta y el mesías esperado, e incluso su reacción fue de rechazo y hasta quisieron matarlo en un despeñadero.
Ante ello hizo un llamado a aceptar el Evangelio de Jesucristo, para ello es necesario abrir el corazón y tener una actitud dispuesta hoy en día.
Don Constancio señaló que fácilmente se encontrará oposición porque el Evangelio es incómodo.
Se elevó una plegaria para que la eucaristía les ayude a abrirse a la palabra de Dios, pero además a querer comunicarla sin miedo a los demás y siempre comunicarla con mucho amor.