Mirreyes al poder
Un Mirrey
-Concepto de Ricardo Raphael, en su crítica a esta nueva oleada de “juniors”- ocupa la gubernatura de Nuevo León. Otro, Roberto Palazuelos, aparece como candidato a la gubernatura de Chetumal. Ambos pertenecen al Partido Movimiento Ciudadano, propiedad de Dante Delgado.
Desde su campaña, el regiomontano Samuel García, dio de qué hablar. Sus constantes pifias y “meteduras de pata”, pronosticaban el que, de llegar al máximo poder de la industriosa entidad, su gobierno sería, por decir lo menos, “sui géneris”.
Así ha sido y se repiten actos de una frivolidad, que asusta a los más “livianos entre los livianos”, en general en compañía de su esposa, mancuerna que empieza a transformarse en el terror de una sociedad que acabará preguntándose, cómo se le ocurrió votar por este par de mequetrefes.
Porque la administración pública ya no descansa, como sería su obligación, en el elegido, sino que la comparte, muy al estilo Vicente Fox, con la dueña de sus quincenas. Para que la doña de Marras pudiera desenvolverse a gusto, Samuel García le creó una oficina especial, que se llama “Amar a Nuevo León”, a fin de que se encargara de la prensa y las relaciones públicas.
Mariana Rodríguez Cantú, la cónyuge, aparece en su currículum como “influencer”, ese estulto concepto tan de moda para encuadrar a cretinos sin oficio ni beneficio, que se dedican a estar el día entero en las redes sociales, viendo quién escribe la estupidez más grande. Como vivimos en una época de “apaga la luz y vámonos”, miles de zánganos similares los siguen con absoluta devoción, siempre al tanto de las estulticias que publican.
En manos de estos dos está el destino de millones de personas trabajadoras, esforzadas, que se decidieron a sufragar por el joven prospecto, hartos de los partidos tradicionales y renuentes a caer en los brazos de AMLO.
Dante Delgado es un político de tiempo completo, de larga carrera y, sin duda alguna, inteligente como pocos quedan en el horizonte nacional. Ha logrado hacer crecer a su organismo político, nutriéndolo de individuos en su mayoría decepcionados de las siglas a las que pertenecían. Se ha llevado gente valiosa y le redituó una gubernatura de los tamaños de Nuevo León, aunque García sea impresentable.
Ahora piensa entronizar a Palazuelos
en Quintana Roo. Sería otro desastre como el de Nuevo León. El actor, restaurantero y otras “habilidades”, no parece tener la mínima madera para estar al frente de una entidad, a la que aterroriza el crimen organizado.
Sin embargo, y habría que preguntarse el porqué, la sociedad vota por estas caras frescas en la política, cuando no son ídolos como Cuauhtémoc Blanco el de Morelos. Inconcebible que se sufrague por quienes carecen de la mínima preparación para acceder a cargos tan decisivos. En el caso de Nuevo León, lo único que se le ha visto al tal Samuel son payasadas y atrocidades, como la de “adoptar” a un pequeñito un fin de semana.
El haberse llevado al niño de una casa hogar fue una farsa inaudita para cualquiera con dos dedos de frente. Jamás se puede tratar a un infante como si fuera un objeto, usarlo y tirarlo, como hizo esta vergonzosa pareja.
Movimiento Ciudadano podría suponer una esperanza como la plataforma con principios sociales y democráticos. Tendrá que cuidar a quien elige para representarlo, so pena de que la popularidad se convierta en decepción, como con seguridad va a suceder en Nuevo León.
Movimiento Ciudadano podría suponer una esperanza como la plataforma con principios sociales y democráticos. Tendrá que cuidar a quien elige para representarlo, so pena de que la popularidad se convierta en decepción, como con seguridad va a suceder en Nuevo León. Sin embargo, y habría que preguntarse el porqué, la sociedad vota por estas caras frescas en la política, cuando no son ídolos como Cuauhtémoc Blanco, de Morelos.