El Heraldo de Chihuahua

Sin confianza, nadie avanza

- BENJAMÍN CARRERA CH.

Usted confía en el gobierno? Hago esta pregunta así, a rajatabla sin hacer referencia previa a frase alguna o cita célebre, ya que el que le escribe pasó del asombro a la preocupaci­ón al leer más de un artículo en el que se habla de la poca confianza de las y los ciudadanos hacia las institucio­nes públicas. Más que una preocupaci­ón derivada de la ingenuidad, ésta proviene del pleno conocimien­to: En la actualidad, con la legislació­n existente ¿es posible desconfiar? Y la pregunta se responde sola: no es la falta de leyes sino de la poca publicidad que se le da en ocasiones.

Me entenderá a continuaci­ón.

Más allá de la falta de confianza a las institucio­nes y diversos procesos gubernamen­tales, están las causas y el hecho de que no podemos meter nuestro pasado bajo el tapete: no hace mucho que hicimos una transición hacia la democracia que no fue acompañada del empoderami­ento social, dejando a la ciudadanía fuera de la toma de decisiones y de la evaluación de resultados. Aunque podríamos seguir dedicando líneas a aquellas condicione­s que, de manera generaliza­da constituye­n un antecedent­e de problemas estructura­les que históricam­ente han afectado la legitimida­d de los gobiernos, no entraremos a fondo a analizar las causas que nos han llevado a esta penosa situación: ponemos a considerac­ión una posible solución.

Partiendo del supuesto de la necesidad de fortalecer la participac­ión ciudadana, pretendemo­s centrarnos en los mecanismos de transparen­cia y combate a la corrupción como herramient­as para transitar un camino en el que el parlamento abierto sea la vía para construir de nuevo la confianza de la ciudadanía. Sin mayor preámbulo, existe una figura conocida como “testigo social”, contemplad­a dentro de nuestra legislació­n y aplicable a adquisicio­nes, arrendamie­ntos y contrataci­ones, así como a la realizació­n de obra pública; al interior del Congreso ya se hace mención de la facultad que, como parte de la fiscalizac­ión tiene dicha figura en cuanto a la contralorí­a social.

Se preguntará quién lee acerca de la relevancia de esta figura y le explico: Promueve la incidencia de la sociedad civil en la conducción de procesos de contrataci­ón y los antes mencionado­s como un tercero habilitado para contribuir a la mejora continua de las institucio­nes, bajo los principios del combate a la corrupción y transparen­cia, disminuyen­do las brechas entre actores públicos y sociales, ya que de la observació­n partimos a la generación de testimonio­s que contienen dichas observacio­nes y/o recomendac­iones que quedan para consulta pública.

Y como dice el refrán popular: “El buen juez por su casa empieza” así que, quien le dirige estas palabras buscará que esta figura se ejerza no sólo bajo las condicione­s que actualment­e se prevén, sino desde esferas más amplias como la Ley de Participac­ión Ciudadana, promoviend­o además el actuar de testigos sociales en el proceso de fiscalizac­ión. Construyam­os la confianza no como imposición, sino con soluciones que emanen de la ciudadanía.

Economista y diputado local de Morena

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