¿Bestias o humanos?
La explotación sexual y la trata de personas
son una realidad innegable que afecta a cada región de manera única. En ocasiones es casi invisible y normalizada, por lo que su oferta e incidencia se incrementa. Las migraciones, la lucha económica y la violencia de género son algunos factores que la detonan. Constantemente leemos historias que narran los testimonios de las víctimas y personas involucradas; son tantas, que pareciera que hemos perdido la capacidad de asombro ante esta problemática y cuando caen en absurdos inimaginables, nos reímos, esperando leer la siguiente nota irracional.
Recientemente en España, un hombre acudió a las autoridades a denunciar a una sexoservidora que había contratado en la vía pública, tras alegar que le había cobrado sin completar el servicio. Hace algunos años en Chihuahua acudió una señora a una oficina a un proceso de mediación, por un conflicto de incumplimiento de contrato en su perjuicio. Entre balbuceos y palabras cortadas, relató que su hija de 16 años se había enamorado de un señor que casi le triplicaba la edad. El problema era que ella le había entregado a su hija a cambio de dinero, pero como se habían enamorado, ya no quería pagarle.
Al igual que el relato anterior, ¿cómo se le ocurrió denunciar a esta persona por incumplimiento de contrato, cuando su hecho es constitutivo de un delito?
Recientemente vi la película “El callejón de las almas perdidas”, escrita por William Lindsay Gresham en 1945 y adaptada al cine por Guillermo del Toro. El autor se inspiró para escribir durante la Guerra Civil Española, cuando se acercó a un circo donde vivía un borracho que usaban de monstruo que, durante el espectáculo, le daban gallinas y serpientes vivas para que los comiera. El protagonista es un hombre que realiza trabajos decentes en el circo, luego se convierte en mentalista y ello lo lleva a una ambición desmedida que lo orilla a cometer actos abominables. Del Toro retrata la parte retorcida de la psique humana y muestra la negritud de las personas con sus historias envueltas en mentiras y manipulación. En la película se escucha en las carpas: ¡venga y descubra si lo que ve es una bestia o un hombre! Es una historia fatalista que retrata el mundo en el que vivimos, donde hay mentiras, mentirosos, manipulables y manipuladores cuya ambición los lleva a realizar los actos más repugnantes imaginados.
A veces como en la película, individuos respetables terminan cometiendo actos repugnantes y en un instante cruzan la frontera de hombres a bestias monstruosas. ¿De qué lado estamos? Muchas de las víctimas de trata de personas y explotación sexual fueron engañadas por personas que incluso conocían; las redujeron a la condición de objetos y fueron forzadas a denigrar su cuerpo. Existen personas que con su humanidad luchan para erradicar la violencia de nuestra sociedad, pero hay quienes se transforman en monstruos y ríen ante el absurdo de los errores que cometen los delincuentes disfrazando su maldad, volviéndola aceptable. Y usted, ¿de qué lado está?