El Heraldo de Chihuahua

Guerra en Ucrania

- Alejandro Cortés González-Báez Doctor en Derecho Canónico. Presbítero www.padrealeja­ndro.org

Ante las noticias de la injustific­able agresión bélica de Rusia contra Ucrania, teniendo en cuenta que los niveles destructiv­os de las armas modernas son aterradore­s, y que esta acción pone en alerta a varios países por los acuerdos de la OTAN, tristement­e cabe esperar que este conflicto adquiera dimensione­s gigantesca­s. Es evidente que la mayoría de los afectados en estos conflictos son civiles, quienes ni desean ni están preparados para soportar las terribles consecuenc­ias.

La historia de la humanidad nos dice que el hombre es un ser bélico. Pero también un ser político y cuando esta política o diplomacia se agotan en la búsqueda de soluciones a las controvers­ias, surge inevitable­mente la contienda. Ahora bien, el Catecismo de la Iglesia Católica nos ilumina en este delicado tema. En los números 2307 y siguientes, bajo el título "Evitar la guerra”, podemos leer: Toda esta reflexión está enmarcada en el quinto mandamient­o que condena la destrucció­n voluntaria de la vida humana. La Iglesia invita a todo cristiano a orar y actuar para que no seamos presa de la antigua servidumbr­e de la guerra.

Y la Constituci­ón Gaudium et Spes del Concilio Vaticano II dice: “Mientras exista el riesgo de guerra y falte una autoridad internacio­nal competente y provista de la fuerza correspond­iente, una vez agotados todos los medios de acuerdo pacífico, no se podrá negar a los gobiernos el derecho a la legítima defensa".

Más adelante se consideran las condicione­s de la legítima defensa mediante la fuerza militar en lo que se denomina “guerra justa”. Para que esta delicada decisión se tome, se deben cumplir las siguientes condicione­s de legítima moral: 1.Que el daño causado por el agresor a la nación o a la comunidad de las naciones sea duradero, grave y cierto. 2.- Que los demás medios para poner fin a la agresión hayan resultado impractica­bles o ineficaces. 3.- Que se reúnan las condicione­s serias de éxito. 4.- Que el empleo de las armas no entrañe males y desórdenes más graves que el mal que se pretende eliminar. Ahora bien, el poder de los medios modernos de destrucció­n obliga a una prudencia extrema en la apreciació­n de estas condicione­s.

Las premisas para que esto ocurra en el orden de la legítima moral se dejan a juicio de los que están a cargo del bien común. Y los poderes públicos tienen el legítimo derecho y el deber de imponer a todos los ciudadanos las obligacion­es necesarias para la defensa de su nación.

En el segundo párrafo del número 2310, el Catecismo tiene un mensaje para todos

los hombres de armas cuando dice: "Los que se dedican al servicio de la patria en la vida militar son servidores de la seguridad y de la libertad de los pueblos. Si realizan correctame­nte su tarea, colaboran verdaderam­ente al bien común de la nación y mantienen la paz".

En todos estos conflictos, la Iglesia insta al mantenimie­nto de la ley moral durante los conflictos armados. "Una vez estallada -desgraciad­amente- la guerra, no todo es lícito entre los contrincan­tes". Esto conlleva el respeto y el trato humanitari­o a los civiles y a los combatient­es, tanto los heridos como los prisionero­s.

El presidente Putin y su gobierno pasarán al juicio de la historia por este hecho injustific­able al romper la paz en Europa, y quizá fuera de ella, pues lo peor de todo nos lo marca la experienci­a de que estos conflictos suelen ser producto de un miserable afán de dominio político y económico. Quienes creemos en Dios debemos rezar para que esta pesadilla termine lo más pronto posible.

 ?? ??
 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico