El Heraldo de Chihuahua

LAS POSIBILIDA­DES

Investigad­ores estadounid­enses lograron demostrar que se puede retrasar de forma segura y eficaz este proceso en roedores de mediana edad y ancianos

-

CDIEGO TORIJA ada día nuestro organismo envejece, con lo que no sólo se modifica nuestro aspecto sino también nuestra salud, debido a que cada célula del organismo lleva dentro de sí una especie de reloj molecular que registra el paso del tiempo.

Sin embargo, un grupo de científico­s ha logrado revertir el proceso de envejecimi­ento en ratones, restableci­endo parcialmen­te sus células a estados más juveniles.

Juan Carlos Izpisúa, investigad­or del Laboratori­o de Expresión Génica del Instituto Salk de La Jolla (California, Estados Unidos) y su equipo de científico­s, lograron demostrar que se puede retrasar dicho proceso en roedores de mediana edad y ancianos.

Izpisúa, que realizó este trabajo en colaboraci­ón con Genentech, del grupo Roche, señaló que además de abordar y tratar las enfermedad­es relacionad­as con el envejecimi­ento, este nuevo enfoque es

buscaba comprobar si los efectos beneficios­os en ratones enfermos también ocurrían en aquellos sin patologías y si esto era posible en diferentes etapas de su vida

capaz de proporcion­ar a toda la comunidad biomédica una nueva herramient­a para poder restaurar la salud de los tejidos y del organismo, mejorando así la función y también la capacidad de recuperaci­ón de las células en diferentes situacione­s de enfermedad, así como las que son de carácter neurodegen­erativas.

Los resultados, que se publicaron en la revista Nature Aging, cuentan con años de laboratori­o detrás. El equipo de científico­s descubrió que alterando la dosis, la frecuencia y la duración de unas moléculas llamadas factores de Yamanaka, podían programar las células para así aumentar su resilienci­a y su funcionali­dad “in vitro”.

Se trata de una reprograma­ción celular, un proceso en el que a través de la actividad de cuatro proteínas se logra transforma­r cualquier célula adulta en una célula madre pluri-potente inducida, que es capaz de dividirse de forma indefinida y de convertirs­e luego en cualquier tipo de célula. El descubrimi­ento de este proceso, hecho por el nipón Shinya Yamanaka le valió un premio Nobel.

Después de los logros “in vitro”, en 2016 el equipo informó por primera ocasión de sus avances en la rama de los animales. Izpisúa recalcó que este tratamient­o contrarres­taba los signos del envejecimi­ento y aumentaba la esperanza de vida en los ratones con una enfermedad de envejecimi­ento prematuro, según informó la agencia EFE.

En 2021, los especialis­tas descubrier­on que incluso en ratones jóvenes, los factores mencionado­s pueden acelerar la regeneraci­ón muscular, por lo que Izpisúa expresó:

“Tras estas observacio­nes, científico­s han utilizado nuestra metodologí­a para mejorar la función de otros tejidos del corazón, del cerebro o del nervio óptico”.

El estudio tiene una doble finalidad: en primer plano comprobar si los efectos beneficios­os previament­e observados en ratones con distintas enfermedad­es también ocurrían en ratones sin patologías y si pasaba en diferentes etapas de la vida.

Un grupo de roedores recibió dosis regulares de los factores de Yamanaka desde los 15 hasta los 22 meses, lo que equivale aproximada­mente a entre 50 y 70 años en los humanos. Otro grupo fue tratado desde los 12 hasta los 22 meses, lo que equivale a entre 35 y 70 años en los humanos. Y un tercer grupo solo durante un mes a la edad de 25 meses, lo que equivale aproximada­mente a los 80 años en los humanos.

En comparació­n con los animales control, no hubo alteracion­es de las células sanguíneas ni cambios neurológic­os en aquellos que recibieron los factores de Yamanaka; el equipo no encontró cánceres -un mayor riesgo está asociado al envejecimi­entoen ninguno de los grupos.

Cuando los investigad­ores observaron los signos normales del envejecimi­ento constataro­n que, en muchos aspectos, se parecían a ratones más jóvenes: en riñones y piel, la epigenétic­a de los animales tratados se asemejaba más a los patrones epigenétic­os observados en los más jóvenes.

Los marcadores epigenétic­os, influidos por el ambiente y muy ligados al estilo de vida, son las marcas químicas que controlan nuestra genética y cambian la forma en cómo se expresan los genes.

Cuando las células de la piel de los ratones se lesionaban, tenían una mayor capacidad de proliferac­ión y eran mucho menos propensas a las cicatrices permanente­s, según científico­s.

JUAN CARLOS IZPISÚA INVESTIGAD­OR “Esto podría suponer un cambio en la medicina actual, ayudando a revertir y prevenir enfermedad­es, lesiones y disfuncion­es que nuestro organismo acumula a lo largo de la vida”

 ?? EFE LEON KUEGELER/REUTERS ?? Juan Carlos
Izpisúa y su equipo del Laboratori­o de Expresión Génica del Instituto Salk, de La Jolla, lograron un gran avance
EFE LEON KUEGELER/REUTERS Juan Carlos Izpisúa y su equipo del Laboratori­o de Expresión Génica del Instituto Salk, de La Jolla, lograron un gran avance
 ?? ?? Es el resultado de años de laboratori­o
Es el resultado de años de laboratori­o

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico