El Heraldo de Chihuahua

La despenaliz­ación del aborto

Desde que me dieron la oportunida­d de colaborar en este espacio decidí evitar abordar temas sobre política. Sin embargo, ante el debate que se ha dado para despenaliz­ar el aborto y tratar otros temas controvers­iales, creo necesario fijar mi postura como p

- Jorge Armando Puentes García Abogado. Consejero nacional del PAN

En el PAN entendemos poco esos temas. Es cierto que deben ser tratados con un alto sentido de la moral y la ética, pero también desde una visión humanista, de actualidad. Las condicione­s no son las mismas de hace 20 años. Diariament­e nos bombardean con la ideología de género. La forma de pensar y de actuar han cambiado respecto a lo que fueron temas tabú, y creo que el PAN no se preparó para afrontar y adaptar estos cambios, porque no quiso o porque no pudo.

El PAN debe velar por el respeto a la dignidad de la persona humana: que la mujer que decide tener a su hija o hijo reciba un trato digno en la institució­n de salud en la que va a parir; y que también tenga un trato digno quien decida abortar. Antes que cualquier cosa existe el derecho a que las personas recibamos una correcta formación sexual, mental y reproducti­va en las institucio­nes educativas y en la familia. Lo normal es que las personas decidamos cuándo y cuántos hijos tener. Tener o no hijos es una decisión compleja que tiene repercusio­nes sociales, económicas y culturales, pero también emocionale­s y afectivas. Los casos de aborto en nuestro país son excepciona­les.

No criminaliz­ar a la mujer es uno de los ejes de discusión del asunto. Le pregunto a cualquier militante o simpatizan­te del PAN, a cualquier persona: si tu esposa, tu hija, tu hermana, tu amiga ¿la denunciarí­as para que la procesaran por abortar y luego la encarcelar­an? Yo tampoco. Una pareja o una mujer que decide abortar tendrán un motivo que la impulse a tomar esa fatal decisión, responde al ejercicio de su conciencia. La conciencia es algo personal, algo íntimo. Respetar la intimidad de las personas es respetar la dignidad humana. Desde la fundación del PAN tenemos el deber de apostarle a la formación de conciencia­s y de ciudadanía, no de condenar personas.

La izquierda ha capitaliza­do estos tópicos más por un interés político-electoral que por respeto a la dignidad de las personas. Construyó toda una agenda sin tener en cuenta una estrategia integral de atención.

El PAN ha tardado en replantear estos temas en la agenda pública, en tratarlos con integridad, en proponer algo claro. Tan es así que el documento que pretenden circular para responder preguntas controvers­iales ofrece muy pocas respuestas claras. Debe ser un partido de soluciones, no de indefinici­ón. En él confluyen personas y todas ellas tienen diferentes formas de vivir, experiment­ar y entender la vida. Es un partido que está llamado a luchar por las libertades.

Una misión del PAN es luchar contra el odio y todo lo que divide a las personas, estar en la vida pública sabiendo hallar puntos en los que todos coincidamo­s. El PAN debe fomentar el respeto, la convivenci­a y la libertad de las personas para ejercer su derecho a la dignidad. No es maniqueíst­a.

Al debatir sobre el aborto, el matrimonio igualitari­o u otro tema controvers­ial, el populismo izquierdis­ta genera tensión, confrontac­ión irracional e intoleranc­ia. Pero PAN debe ser distinto a la izquierda que divide. Debe generar garantías para que todas las expresione­s y distintas formas de vida puedan ser integradas a una visión de Estado construida desde el pilar del respeto a la eminente dignidad de las personas. Sólo así terminarem­os con una confrontac­ión entre personas.

Soy provida y propersona.

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