Plan Estatal de Desarrollo: expectativa e incertidumbre
Chihuahua se construye desde sus municipios de todas las escalas y de todas las regiones.
Cada chihuahuense espera resultados de sus gobiernos, pero especialmente de sus alcaldes y alcaldesas; hacen bien, pues quienes buscamos esta responsabilidad aceptamos ser el primer contacto para solucionar las necesidades de los ciudadanos.
Las complejidades de los gobiernos municipales son profundas, sus acciones van desde infraestructura hasta salud, educación y seguridad; pese a que muchas de éstas no son sus “competencias” como tales. Tenemos que entrarle, no podemos congelarnos.
La tarea de resolver nos ha permitido conocer a profundidad las necesidades precisas de las familias; sabemos que no podemos sobrecargarlas con impuestos en plena recuperación postpandemia. Estamos obligados a la creatividad, pero desde la óptica de la priorización de las acciones que ejecutamos sin afectar el bolsillo de los ciudadanos. Lo que recaudamos debe alcanzarnos y reflejarse en cambios sustanciales.
La recaudación desde lo municipal encuentra abismos de diferencia en función de la población de cada uno. Muchos municipios, la gran mayoría, luchamos contra una terrible insuficiencia de los recursos propios. Requerimos sí o sí la activa participación del Estado y la Federación en la construcción de municipios fuertes.
El Estado recién salió de un periodo de ausencia del gobierno estatal. Ni qué decir de la indiferencia con la que nos golpea la Federación. Hoy vivimos una sola esperanza que nos podría permitir avanzar: el gobierno estatal.
A seis meses de iniciada la actual administración, hay incertidumbre sobre cómo el Estado fortalecerá a los municipios y a las familias con obras y programas que impacten en la calidad de vida de las personas. Lógicamente el ordenamiento de las finanzas y la planificación de líneas claras y alejadas de la ficción del gobierno anterior han requerido tiempo y esfuerzo que seguramente han plasmado acciones contundentes en el Plan Estatal de Desarrollo, aunque en su expresión no son claras, y despiertan preguntas en lugar de respuestas sobre los proyectos a emprender.
La obra pública en las comunidades no debe seguir en la parte sombría de la agenda pública, ni el fortalecimiento al campo que está urgido de soluciones.
Conservamos confianza en una realidad diferente impulsada con el trabajo en equipo de todos los órdenes de gobierno.
En los corazones de los chihuahuenses sigue latiendo la esperanza de un gobierno que sí cumpla y que sí trabaje para el desarrollo. Este anhelo vive con fuerza en los municipios y la alimentaremos con disposición, colaboración y participación decidida.
Es tiempo de que le vaya bien a Chihuahua en sus municipios. La certidumbre resulta ser buen punto de comienzo.