"No es un río", de Selva Almada
-Un libro que desnuda las almas de sus personajes con atmósfera asfixiante y arrastra en su corriente entre el mundo de la vida y el más allá
El culmen de su trilogía de varones No
es un río es un libro que desnuda las almas de sus personajes y sus quehaceres diarios de una manera tenebrosa y clara a la vez.
La literatura hispanoamericana desde siempre ha tenido toques de lo supernatural; varios autores como Elena Garro, Juan Rulfo, Horacio Quiroga y en este caso Selva Almada, han abordado lo sobrenatural mezclándolo indeleblemente con la realidad.
Selva Almada logra, en pocas páginas, escribir una historia enigmática colmada de personajes sombríos rodeados de una atmósfera opresiva: luz, agua, calor, fuego y noche, son las imágenes más recurrentes en el libro, y cómo no han de serlo, si No es
un río es una historia que gira en torno a Enero Rey, Tilo y el Negro, tres pescadores cuya relación oscura vamos desentrañando conforme la historia se desenvuelve. Además de estos tres, la historia cambia de enfoque para hablarnos de Siomara, sus hijas y su hermano, habitantes de la isla en la que los eventos tienen sucesos.
Más allá de los sucesos relatados, el estilo de la narración es lo que más me atrajo de la novela, pues si uno no está leyendo con atención, puede perderse la verdadera naturaleza de los personajes y la isla en la que habitan. Como dije anteriormente, la atmósfera del libro es asfixiante y siempre parece que hay algo acechando a los personajes, sin importar si el momento es feliz o no, pareciera que la tragedia espera lista para asomar su horrendo rostro una vez más. Además de esto, el lenguaje de la novela es muy colorido; lleno de localismos, es sencillo imaginarse a la gente hablando como está escrito.
No es un río es, definitivamente, una novela que te arrastra en su corriente y te ahoga con su sencillo, pero escabroso estilo que oscila entre el mundo de la vida y el más allá.